Los disidentes del universo - Biblioteca Mexiquense del Bicentenario
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Refocilado en la monotonía de la renuncia, sin rebajarse a decir que<br />
sí o a inclinar la cabeza en señal de asentimiento o de entusiasmo,<br />
decidido a ignorar el sabor <strong>del</strong> vino lo mismo que el vértigo de las<br />
apuestas, nada hacía mella en su caparazón de negatividad pura,<br />
nada de ello despertaba sus apetitos o azuzaba siquiera su curiosidad,<br />
ya para entonces inexistente o demasiado exangüe como<br />
para ser alterada por los ecos <strong>del</strong> mundo. Monarca de un orbe que<br />
juzgamos insípido pero que en realidad desconocemos, no parece<br />
que hubiera en la existencia de Smith lugar para la ensoñación y<br />
ni siquiera para el arrepentimiento. Hasta un segundo antes de la<br />
invitación a participar en el programa de Ripley, nada había rasgado<br />
el telón de su rutina, nada había abierto un resquicio desde<br />
el cual pudiera atisbar, siquiera fugazmente, los atractivos de<br />
otra forma de vida, el estrépito de un incidente trivial —así fuera<br />
la picadura de un insecto— que rompiera el hechizo <strong>del</strong> nunca. Y<br />
por más que supongamos que esa vida de negatividad meticulosa<br />
podría destruirse de un momento a otro, y que para ello bastaba<br />
únicamente estirar el brazo y alcanzar por ejemplo un cigarrillo,<br />
en realidad es difícil que comprendamos ese rechazo sistemático,<br />
esa supresión de toda particularidad, que por lo que se sabe no la<br />
dictaba una convicción o un imperativo, sino la falta de apetencia,<br />
cierta atrofia en la facultad de desear que en R.R. Smith constituía<br />
una segunda naturaleza; y que si bien sería difícil que él mismo<br />
supiera cómo es que se las arregló para llegar hasta allí, qué conjunción<br />
de circunstancias tuvieron que darse para llevarlo hacia<br />
esa planicie donde la voluntad se anula como un árbol que crece<br />
hacia abajo, al final se había constituido en una barrera infranqueable,<br />
una frontera que había cruzado hacía mucho tiempo,<br />
acaso inadvertidamente, y de la que ya no era capaz de volver por la<br />
sencilla razón de que no le veía el menor caso.<br />
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