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narrativa - Le chasseur abstrait

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Junio 2012 <strong>narrativa</strong><br />

12<br />

ELIZABETH LLANOS<br />

La resistencia titánica para inciar este texto responde<br />

a la esperanza que aún deposito en los hombres. Esa<br />

esperanza que responde a la necesidad adquirida con<br />

el paso de la infancia cuando, además de abrevar de<br />

las sabias enseñanzas de mi madre machista, mis maestras<br />

machistas, mis vecinas machistas, la tendera<br />

machista, la marchanta machista y la amiguita imaginaria<br />

machista quien jugaba conmigo todas las tardes<br />

a la comidita y a la mamá, todo mi entorno olía a veneración<br />

al género masculino.<br />

Toda una vida de enseñanzas aprendidas del ejemplo.<br />

Jamás tuve en la escuela una materia que se llamara<br />

abnegación femenina I o sufrimiento III, esta<br />

última seguramente en la currícula tendría que aparecer<br />

seriada, porque en esta materia las mujeres nos<br />

tomamos muy en serio lo de sufrir. Jamás fui a un<br />

curso de regularización específico sobre chantaje y<br />

manipulación masculina o un curso de verano basado<br />

en la adquisición de habilidades de dominio culinario,<br />

artes reparadoras, crianza de cuervos y modelado de<br />

victimarios.<br />

Todo lo aprendido acerca de los buenos comportamientos<br />

y costumbres dentro de la sociedad y sobre<br />

todo para congraciarme con el sexo opuesto, lo<br />

aprendí en mi casa, en la escuela y en la calle.<br />

BANCO ANCO DE LOS MARIDOS ARIDOS<br />

DEFECTUOSOS<br />

EFECTUOSOS (BMD)<br />

Romper con esa carga pesada llamada educación<br />

no formal ha sido, de veras un trabajo de R O M-<br />

P E R: romper con los estereotipos esperados de una<br />

buena mujer, romper con la maldición de renunciar a<br />

mis sueños académicos al momento de casarme, ya<br />

que dicha maldición era lanzada por todas las madres<br />

de mi época con el consabido conjuro: te casaste, te<br />

chingaste. Romper con tener hijos inmediatamente<br />

porque si no era sospecha de que eras estéril o, peor<br />

aún, tu marido no servía y entonces te jodiste para<br />

toda la vida pues estabas condenada, desde ya, a una<br />

vida envuelta en soledad y viudez (porque ellos siempre<br />

mueren primero, al ser más chafitas que nosotras,<br />

y una les guardará luto y castidad eternos), romper,<br />

romperme la madre por romper estereotipos, pero ha<br />

valido la pena cada descalabrada materna porque he<br />

comenzado a ver a los hombres de diferente manera.<br />

Primeramente, no son superiores a nosotras. Exhaustivos<br />

estudios científicos, sociológicos, culturales<br />

y proctológicos han demostrado el carácter humano<br />

de estos especímenes bípedos que otrora creyéramos<br />

divinos e indestructibles.

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