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<strong>narrativa</strong><br />
Junio 2012<br />
30<br />
MI PROBLEMA...<br />
amigos a la playa. Para eso me compró el único traje<br />
de baño que he tenido en mi vida. Recuerdo que era<br />
floreado y me quedaba un poquito suelto. Es que yo<br />
era un palito, no sé si porque no comía mucho o porque<br />
esa era la forma natural de mi cuerpo. Se me<br />
hace que tienes lombrices, me decía mi mamá y me<br />
ponía unas purgas que me dejaban pálida como si<br />
fuera fantasma. En la playa hacía casitas con la arena<br />
mientras escuchaba las olas. No sé que tenía ese sonido,<br />
pero entonces me tranquilizaba. Al agua nada<br />
más metía un poco las piernas. Me gustaba que me<br />
persiguieran las olas. Cuando venían me apuraba a<br />
correr para que no me alcanzaran. También me gustaba<br />
ver el bonito color del mar, su movimiento, las<br />
gaviotas, las garzas y los barcos grandotes que navegaban<br />
a lo lejos. Imaginaba que un día me subiría en<br />
uno de ellos. Otra cosa que me gustaba hacer era<br />
llevar botellas y aventarlas al agua con un mensaje.<br />
Guardaba las hojitas que todos los días mi mamá quitaba<br />
del calendario y escribía detrás de ellas, en la<br />
parte en blanco, alguna frase que me parecía ocurrente.<br />
“Me muero, sálvenme”. “Te estoy esperando,<br />
para amarte”. “Este es el mapa del tesoro que escondí”<br />
y hacía unas rayitas. Las echaba en botellas<br />
que encontraba en la playa y las aventaba al mar todo<br />
lo fuerte que podía. Siempre se regresaban. Pero<br />
yo vigilaba las botellas para ver si alguien se daba<br />
cuenta del mensaje que contenían y lo leía. Pero nadie<br />
las agarraba. De todos modos yo lo seguía intentando,<br />
quería ver la cara del que las descubriera y lo<br />
qué haría después. La verdad es que me gustaba mirar<br />
a la gente, ve qué hacía.<br />
En la cantina nunca puse un pie, aunque vivíamos<br />
en un par de cuartos que estaban junto a ella. Mi<br />
mamá tenía bien cerrada la puerta que comunicaba la<br />
casa con el negocio. Decía que no era bueno que yo<br />
me acercara. Los domingos, que eran los días que<br />
más hombres querían ir a beber, mi mamá me mandaba<br />
a la matiné del único cine que había en Coatza-