Relaciones Interpersonales - Cursumi

Pete Rose debió haber caminado frente a ese aviso público por lo menos 3.562
veces como jugador, porque esa es la cantidad de partidos en los que jugó.
Además lo vio por lo menos 554 veces más como manejador de equipo. No
obstante, hacía apuestas de béisbol, y en enero de 2004, después de haberlo
negado durante catorce años, Rose admitió finalmente que hacía apuestas de
béisbol, incluso sobre su propio equipo, los Rojos de Cincinnati.
PUNTO CIEGO
Cuando Pete Rose empezó a hacer apuestas de béisbol en 1987, dijo que «ni
siquiera había considerado las consecuencias» . Quizás fue sencillamente el
siguiente paso lógico en su progreso como apostador compulsivo, un título que
Rose rechaza con vehemencia. No obstante, ¿cómo puede llamarse a una
persona que apuesta durante todo el año en diversas actividades deportivas, y
que parece incapaz de dejar las apuestas exorbitantes aunque podrían costarle
su subsistencia? El corredor de apuestas Ron Peters testificó que recibió más
de un millón de dólares en apuestas de Rose, solo en béisbol y ¡en una sola
temporada!
¿Cómo es posible que Rose no se diera cuenta de lo que le sucedía? ¿Por qué
no se abstuvo de hacer tantas apuestas? ¿Cómo pudo mentir una y otra vez
sobre lo que había hecho durante más de una década? ¿Cómo podía decir que
su único problema real eran los amigos que escogía? ¿Cómo podía seguir
diciendo que no tenía un problema serio? Creo que la respuesta es que estaba
tan enfocado en el béisbol que nunca se miró en el espejo para examinarse a
sí mismo.
MÍRESE CON CUIDADO
Rose se dio cuenta de que era diferente a otros jugadores, pero raras veces se
detuvo a reflexionar en si esto era algo positivo o negativo. Esto lo que dijo:
«Joe Morgan —antiguo compañero de equipo de Rose que ahora está en el
Salón de la Fama— solía decir que me tenía lástima porque cuando se acabara
el béisbol, no me quedaría nada en la vida para ocupar mi tiempo. Nunca
entendí la forma de pensar de Joe. Siempre pensé que de alguna manera el
estaba menos comprometido que yo, que no amaba el juego tanto como yo.
¿Quién, con pleno uso de razón, podría poner cualquier cosa en su vida antes
que e! béisbol?»
Mientras Rose jugó béisbol, su negativa a examinarse a sí mismo no lastimó su
carrera, aunque sí dañó sus relaciones personales. La vida se le complicó tan
pronto acabaron sus días de jugador, como Rose declara:
«Tal vez debí haber sacado tiempo para reflexionar sobre mi vida, dónde había
estado y hacia dónde me dirigía. Si hubiera leído libros, me habría enterado de
cómo otros famosos manejaron su retiro, tal vez habría llamado a Dick Butkus
para preguntarle cómo se sintió al retirarse de la liga de fútbol americano
después de haber jugado como un dios. Habría llamado a Terry Bradshaw..,
Pero no averigüé cómo lidiaron ellos con el retiro porque nunca hablé con ellos.
Nunca hablaba con nadie. No era mi estilo».
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