Relaciones Interpersonales - Cursumi

CÓMO DAR CONTINUIDAD AL CULTIVO DE RELACIONES IMPORTANTES
¿Qué significa cultivar una relación? Trátese de un cónyuge, un padre un
amigo, usted puede empezar a cultivar una relación saludable y que crezca si
se enfoca en los siguientes seis aspectos:
1. Compromiso
El investigador Alfred Kinsey dijo: «Tal vez no haya nada más importante en un
matrimonio que la clara determinación de que persistirá como tal. Con esa
clase de determinación, los individuos se obligan a si mismos a ajustarse y
aceptar situaciones que de otro modo parecerían razón suficiente para un
rompimiento». El compromiso firme y profundo a la relación es uno de los
recursos más valiosos que puede tener una pareja casada, pero también es
una característica de todas las relaciones profundas.
El experto en teoría política Thomas Paine aseveró: «Todo lo que obtenemos a
un bajo precio tendemos a apreciarlo poco; es solo la carestía lo que da valor a
todas las cosas». Toda relación duradera sufre tensiones e inconvenientes de
todo tipo, y no existen dos personas que estén siempre de acuerdo en todo.
Hasta de las mejores amistades puede esperarse que enfrenten alguna clase
de conflicto. La cuestión es, ¿qué vamos a hacer cuando lleguen los
problemas? ¿Qué tan firme es su compromiso? ¿Está más dedicado a
mantener la relación o a evitar el conflicto? Su respuesta podría determinar si
su relación es para toda la vida o no pasa de ser un arreglo temporal.
2. Comunicación
¿Cómo puede formarse una relación sin comunicación? En casi todos los
casos empieza con comunicación fácil, A veces la amistad se enciende con
una sola chispa, pero lo cierto es que solo se profundiza con comunicación más
compleja y hasta difícil. El autor Sydney J. Harris cree que «es imposible
aprender cualquier cosa importante sobre una persona hasta que logramos que
esa persona esté en desacuerdo con nosotros. Solo a la luz de una
contradicción es revelado y expuesto el carácter». Por último, la relación es
sustentada por medio de comunicación intencional.
Varios años después que Margaret y yo nos casamos, me di cuenta que cada
vez que yo llegaba a casa, nuestra comunicación ya no era emocionante como
al principio. Ella me preguntaba sobre lo que había pasado durante el día y yo
no tenía mucho entusiasmo al discutirlo. Luego descubrí por qué: durante el
transcurso del día, yo hablaba sobre los acontecimientos más emocionantes
con un colega o con mi asistente, por eso no me sentía tan emocionado al
relatar otra vez lo mismo a Margaret. Sabía que necesitaba hacer un cambio.
¿Cuál fue mi solución? Cada vez que sucede algo importante o emocionante
durante el día, lo anoto en una tarjeta y me propongo no hablar con otra gente
al respecto. Lo dejo reservado para el final del día, y de esa manera Margaret
es la primera en enterarse y la receptora de mi mayor entusiasmo.
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