Descargar libro en PDF - Biblioteca Digital Leonesa

cuatro, a gatas, se dedicaron a buscar las servilletas debajo de la
mesa. La explosión llegó cuando Alberto, uno de Veguellina al
que también se le había apoderado el maldito Cariñena, soltó
balbuceando: “Concegal teníasss gue ser, Paco, so abimal. Mari
Pili se gasó con Lolo cuando guedó preñá, lo gue passa es gue no
sse sabía de quién. Güidao que eress burrro…”
Y se armó. Lolo, cianótico de ira, cogió la paletilla de
lechazo recién servida y le arreó a Alberto en el carrillo derecho.
Inmediatamente, a pesar del michelín, con increíble agilidad,
saltó la mesa y le sacudió puñetazos sin fin. Hasta que lograron
separarle. Marchó con las manos llenas de manteca y pringue.
Desaparecido el damnificado, Wolf se despidió de los ex
compañeros. “Muchas gracias a todos. A ver si otro día nos
vemos y tomamos unas copas”.
33
Jesús María Cantalapiedra