Historia en Imagenes (II) - Ayuntamiento de Alcolea de Calatrava
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Rodolfo Llopis, dieron a los maestros, <strong>en</strong> particular, y a la <strong>en</strong>señanza <strong>en</strong><br />
g<strong>en</strong>eral, un importante impulso.<br />
Pero las i<strong>de</strong>as <strong>de</strong> la I.L.E. y los planes <strong>de</strong>l antiguo ministro<br />
fueron suprimidos por las nuevas autorida<strong>de</strong>s. El nuevo régim<strong>en</strong> se alía<br />
con la Iglesia (Nacional Catolicismo) y ésta recupera sus antiguos privilegios,<br />
incluidos los <strong>de</strong> la <strong>en</strong>señanza, <strong>en</strong> especial <strong>en</strong> las ciuda<strong>de</strong>s, don<strong>de</strong><br />
se convierte <strong>en</strong> dueña <strong>de</strong> la educación, particularm<strong>en</strong>te <strong>de</strong> las clases más<br />
favorecidas <strong>de</strong> las que saldrán los cuadros dirig<strong>en</strong>tes.<br />
En los pueblos sigu<strong>en</strong> los maestros <strong>de</strong> siempre, los que han<br />
sobrevivido a la guerra civil, aquellos que comi<strong>en</strong>zan, sin medios, sólo<br />
con su trabajo, y con sueldos que hoy nos causarían sonrojo, la labor<br />
educativa e instructiva <strong>de</strong> aquellas g<strong>en</strong>eraciones y que, por supuesto,<br />
<strong>de</strong>jaron huella <strong>en</strong> casi todos nosotros. Algunos maestros vi<strong>en</strong><strong>en</strong> a mi<br />
memoria: Don Honorato, <strong>en</strong> la escuela <strong>de</strong>l Casino (nosotros pronunciábamos<br />
D´onorato, con todo mi respeto y recuerdo agradable, ya que<br />
fue él qui<strong>en</strong> me <strong>en</strong>señó mis primeras letras), Don José, <strong>en</strong> la escuela<br />
<strong>de</strong> la plaza (bajos <strong>de</strong>l Ayuntami<strong>en</strong>to), y Don Guillermo <strong>en</strong> la casa <strong>de</strong><br />
Wal<strong>de</strong>maro. A estas clases sólo íbamos niños; las niñas estaban <strong>en</strong><br />
la parte alta <strong>de</strong>l Ayuntami<strong>en</strong>to con otra gran maestra, Doña Pura.<br />
T<strong>en</strong>íamos los servicios <strong>en</strong> los árboles <strong>de</strong> la plaza, cuando salíamos al<br />
recreo, y <strong>en</strong> el calabozo (lo conocimos <strong>de</strong>spués, ¿te acuerdas Pablo?),<br />
cuando estábamos <strong>en</strong> el aula.<br />
Con las clases superpobladas, con un ábaco, un mapa colgado<br />
y unas cuantas tizas por todo material, y con toda la responsabilidad<br />
<strong>de</strong> educación que nuestros padres <strong>de</strong>legaban <strong>en</strong> nuestros maestros, aún<br />
hoy, los que fuimos alumnos suyos, nos acordamos <strong>de</strong> la gran labor que<br />
<strong>de</strong>sarrollaron superando todas las dificulta<strong>de</strong>s.<br />
Todas las escuelas eran <strong>en</strong> principio “Escuelas Unitarias”, es<br />
<strong>de</strong>cir que había alumnos <strong>de</strong> todas las eda<strong>de</strong>s, por lo que ante esta masificación<br />
y diversidad, no era raro que los mayores y más avanzados ayudaran<br />
al maestro con los más pequeños y que el ord<strong>en</strong> y la disciplina t<strong>en</strong>ía que<br />
conseguirse con métodos que hoy día no serían bi<strong>en</strong> vistos. Sin embargo,<br />
no conozco a ningún compañero <strong>de</strong> <strong>en</strong>tonces que por algún “cogotazo” (a<br />
mí me dieron unos cuantos) hayamos t<strong>en</strong>ido ningún trauma.<br />
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