México y el mundo contemporáneo - Escuela Normal Superior
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d<strong>el</strong> clima pronostiquen <strong>el</strong> “fin d<strong>el</strong> turismo de<br />
invierno” en Austria. Este pueblo, situado a<br />
1.450 metros de altura, se hará rico en cuanto<br />
la nieve desaparezca por completo a alturas<br />
más bajas. Esquiar en los Alpes se convertirá<br />
entonces en un deporte tan exclusivo como <strong>el</strong><br />
juego d<strong>el</strong> polo en Gran Bretaña. Sin duda<br />
actualmente pesa una montaña de deudas<br />
sobre algunos hot<strong>el</strong>eros que se enredaron<br />
especulando con inversiones demasiado<br />
grandes. Pero mirando hacia <strong>el</strong> futuro los<br />
1.380 habitantes de lech han trazado sus<br />
líneas de demarcación por todas partes y<br />
bloquean todo acceso. A sus hijos y nietos les<br />
espera una época de bonaza. Aunque en torno<br />
al año 2060 ya no puedan teñir de blanco las<br />
pistas entre kriegerhorn y Mohnenfluh ni con<br />
costosas instalaciones de nieve artificial, casi<br />
todos serán millonarios y podrán vivir de sus<br />
rentas o construirse sin esfuerzo una nueva<br />
existencia.<br />
Este ejemplo puede sonar repugnante, pero<br />
quizá explique algunas cosas. Porque si <strong>el</strong><br />
amplio frente político para la lucha contra <strong>el</strong><br />
calentamiento de la tierra se está formando<br />
tan despacio es porque muchos millones de<br />
personas siguen contándose entre los<br />
ganadores con <strong>el</strong> cambio climático. Por otra<br />
parte, sin embargo, también es erróneo creer<br />
que de todos modos todos los esfuerzos son<br />
vanos, y <strong>el</strong> Apocalipsis sería in<strong>el</strong>udible.<br />
Semejante conclusión solamente da alas al<br />
aparcamiento d<strong>el</strong> problema y sirve de excusa<br />
a la propia pasividad. Se ha vu<strong>el</strong>to muy<br />
cómodo esperar <strong>el</strong> fin d<strong>el</strong> <strong>mundo</strong>.<br />
Pero ese fin liberador que resolverá todos los<br />
conflictos no tendrá lugar. La humanidad aún<br />
sobrevivirá largo tiempo. La pregunta es<br />
cómo… y qué porcentaje estará próximo al<br />
bienestar o a la gran miseria, también en los<br />
actuales países industrializados. Sin duda “<strong>el</strong><br />
destino ecológico de la Humanidad se decidirá<br />
en Asia”, como recalca <strong>el</strong> presidente de<br />
Greenpeace internacional, Thilo Bode. Pero la<br />
primera responsabilidad de una<br />
reestructuración tolerable para <strong>el</strong> medio<br />
ambiente recae en aqu<strong>el</strong>los que primero<br />
crearon <strong>el</strong> paraíso de los productos y se<br />
aferraron a sus imágenes como a ídolos.<br />
El alejamiento d<strong>el</strong> mod<strong>el</strong>o de desarrollo<br />
económico tradicional no tendría que ser –con<br />
todas las renuncias que sean precisas- “una<br />
triste marcha hacia la miseria”, sino que<br />
podría “conducir a nuevas formas d<strong>el</strong><br />
bienestar”, argumenta Ernst Ulrico von<br />
Weizsäcker, presidente d<strong>el</strong> Instituto<br />
Wuppertal. Como director de este acreditado<br />
laboratorio d<strong>el</strong> futuro, en 1995 presentó su<br />
detallado plan junto con los expertos<br />
norteamericanos en energía Amory B. Lovins<br />
y L. Hunter Lovins: “Factor cuatro: doble<br />
bienestar con la mitad de desgaste de la<br />
Naturaleza”. Por lo menos en Alemania, <strong>el</strong><br />
libro se convirtió en un admirado Best-s<strong>el</strong>ler.<br />
Mientras las regiones centrales de Europa<br />
anuncian su plena motorización y todas las<br />
casas tienen aparatos de TV, los ciudadanos<br />
reflexivos se apartan a ojos vistas de esos<br />
símbolos de la Modernidad. Pero incluso en<br />
torno a <strong>el</strong>lo se polariza la sociedad: Desde que<br />
<strong>el</strong> esfuerzo de buscar aparcamiento supera al<br />
placer de conducir, los ideales de una<br />
sociedad automóvil igualitaria se han perdido.<br />
Ni siquiera <strong>el</strong> gran atasco iguala a todos los<br />
hombres. Mientras antes la posesión de<br />
aparato de t<strong>el</strong>evisión y automóvil confería<br />
estatus, hoy forma parte d<strong>el</strong> nuevo lujo no<br />
tener que poseer coche ni depender d<strong>el</strong><br />
t<strong>el</strong>evisor. El que pueda permitírs<strong>el</strong>o prefiere<br />
ahora vivir en lugares tranquilos y cercanos a<br />
un parque, en <strong>el</strong> centro de la ciudad, que en<br />
zonas residenciales de difícil acceso. Quien<br />
lleva una vida emocionante renuncia con<br />
facilidad al brillante <strong>mundo</strong> virtual de la TV… y<br />
no quiere saber nada de tittytainment.<br />
Esas pequeñas y exquisitas fugas no<br />
sustituyen al cambio social que se avecina,<br />
que precursores que van desde Dennos<br />
Meadows (Los Límites d<strong>el</strong> crecimiento, 1972)<br />
hasta <strong>el</strong> vicepresidente norteamericano Al<br />
Gore (Caminos hacia <strong>el</strong> equilibrio, 1992)<br />
llevan ya tanto tiempo diseñando. En la<br />
primavera de 1989 los problemas d<strong>el</strong> medio<br />
ambiente y las catástrofes climáticas figuraron<br />
por vez primera en <strong>el</strong> orden d<strong>el</strong> día de la<br />
cumbre económica d<strong>el</strong> G-7, los siete países<br />
más ricos de Occidente… parecía una señal<br />
para que los poderosos cambiaran su forma<br />
de pensar. “Los años noventa serán una<br />
década crítica”, declaró la fábrica de<br />
pensamiento, influyente sobre <strong>el</strong> Gobierno, d<strong>el</strong><br />
World Resources Institute de Washington, en<br />
un informe que despertó gran expectación. “El<br />
próximo siglo será ya demasiado tarde”, le<br />
apoyaba <strong>el</strong> biólogo Thomas Lovejoy, de la<br />
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