10.05.2013 Views

Primeras Páginas de Los amigos que perdí - Prisa Ediciones

Primeras Páginas de Los amigos que perdí - Prisa Ediciones

Primeras Páginas de Los amigos que perdí - Prisa Ediciones

SHOW MORE
SHOW LESS

Create successful ePaper yourself

Turn your PDF publications into a flip-book with our unique Google optimized e-Paper software.

libros <strong>que</strong> ellas, viejitas miopes y trémulas, ya no eran<br />

capaces <strong>de</strong> leer solas— pero no por eso <strong>de</strong>jó <strong>de</strong> llamarte.<br />

Brian era el mejor amigo <strong>de</strong> tu máquina contestadora.<br />

Dejaba varios mensajes al día —mensajes alegres o llorosos,<br />

promesas <strong>de</strong> amor, ja<strong>de</strong>os obscenos, <strong>que</strong>jas, preguntas<br />

resentidas, solo te pido <strong>que</strong> me hables, baby— pero<br />

tú te habías hecho el firme propósito <strong>de</strong> no contestar sus<br />

llamadas compulsivas. Yo, en secreto, <strong>que</strong>ría hablarle,<br />

ofrecerle mi amistad. Había visto fotos <strong>de</strong> él y me parecía<br />

encantador. Te confieso ahora <strong>que</strong> hubo ocasiones<br />

en las <strong>que</strong>, estando yo solo en tu <strong>de</strong>partamento, Brian<br />

llamó y comenzó a balbucear <strong>de</strong>rrotado en el contestador,<br />

y estuve a punto <strong>de</strong> levantar el teléfono, pero no lo<br />

hice por<strong>que</strong> me parecía una <strong>de</strong>slealtad contigo. Brian<br />

era el pasado para ti. Con él habías aprendido a per<strong>de</strong>r<br />

ciertas inhibiciones, a gozar <strong>de</strong> tu cuerpo. Ahora <strong>que</strong>rías<br />

un hombre <strong>de</strong> verdad. Brian te parecía un niño mimado.<br />

No lo sentías a tu altura. Y yo no era para ti un hombre<br />

<strong>de</strong> verdad. Yo era un hombre roto, lisiado. Tú sabías <strong>de</strong><br />

qué pie cojeaba. Me hablabas con ilusión <strong>de</strong> un arquitecto,<br />

<strong>que</strong> habías conocido recientemente y te parecía muy<br />

atractivo. Sin embargo, el arquitecto te llamaba rara vez,<br />

no parecía mostrar <strong>de</strong>masiado interés en ti, y a<strong>de</strong>más<br />

corría el rumor <strong>de</strong> <strong>que</strong> era gay, lo <strong>que</strong> por momentos te<br />

<strong>de</strong>primía, pues me <strong>de</strong>cías <strong>que</strong>, por alguna extraña razón,<br />

siempre terminabas enamorándote <strong>de</strong> unos hombres<br />

tan sensibles y perfectos <strong>que</strong>, claro, eran también gays o<br />

bixesuales. Te sugerí <strong>que</strong> lo llamaras, lo invitaras a salir<br />

y le dijeras, a tu manera, y usando todos tus indudables<br />

encantos, <strong>que</strong> él te gustaba: así, como los valientes, sin<br />

más ro<strong>de</strong>os. Te reías y entretenías la i<strong>de</strong>a <strong>de</strong> atreverte<br />

a confesárselo, aun<strong>que</strong> tú y yo sabíamos <strong>que</strong> tu educa-<br />

33

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!