10.05.2013 Views

Primeras Páginas de Los amigos que perdí - Prisa Ediciones

Primeras Páginas de Los amigos que perdí - Prisa Ediciones

Primeras Páginas de Los amigos que perdí - Prisa Ediciones

SHOW MORE
SHOW LESS

You also want an ePaper? Increase the reach of your titles

YUMPU automatically turns print PDFs into web optimized ePapers that Google loves.

mi sueño era publicar una novela en España. Sonreíste,<br />

me tomaste <strong>de</strong> la mano y me dijiste: Entonces tienes<br />

<strong>que</strong> irte. Tu sueño era mudarte a Nueva York al terminar<br />

tu maestría, conseguir un trabajo <strong>que</strong> te hiciera feliz y<br />

—esto no me lo <strong>de</strong>cías, no tenías <strong>que</strong> <strong>de</strong>círmelo, estaba<br />

en el aire— encontrar a un hombre <strong>que</strong> te amase. Han<br />

pasado los años y, no sé si te has dado cuenta, has cumplido<br />

tus sueños, <strong>que</strong>rida Melanie. A mí tampoco me ha<br />

ido mal. Pero lamento mucho <strong>que</strong> publicar mi primera<br />

novela, a<strong>que</strong>lla antigua ilusión <strong>que</strong> tú supiste mantener<br />

viva en mí, me costase per<strong>de</strong>r tu amistad. No lo sospechaba<br />

cuando nos <strong>de</strong>spedimos esa mañana en la puerta<br />

<strong>de</strong> tu <strong>de</strong>partamento, el taxi amarillo esperándome<br />

abajo. Me abrazaste con fuerza, prometiste <strong>que</strong> irías a<br />

visitarme a Madrid, robaste mis lágrimas con tus besos<br />

y me dijiste apenada: ¿Por qué siempre te vas cuando más<br />

te necesito? No supe respon<strong>de</strong>rte. Aún ahora no tengo la<br />

respuesta. Una vez más, te <strong>de</strong>jaba sola. Si bien tenía las<br />

ganas, el tiempo y el dinero para <strong>que</strong>darme un semestre<br />

en Austin, una fuerza extraña —la oscura noción <strong>de</strong> mi<br />

<strong>de</strong>stino— me llevaba lejos <strong>de</strong> ti, a Madrid, una ciudad en<br />

la <strong>que</strong> no conocía a nadie. Pero era ellí, en Madrid, me<br />

<strong>de</strong>cía, don<strong>de</strong> por fin me sentaría a escribir. Curiosa i<strong>de</strong>a.<br />

Sé <strong>que</strong> arrepentirse es un ejercicio blando e inútil, pero<br />

ahora pienso <strong>que</strong> <strong>de</strong>bí <strong>que</strong>darme contigo, Melanie. ¿Por<br />

qué diablos tenía <strong>que</strong> hacerme escritor en España? ¿No<br />

podía escribir también en Austin? Ya sabes, soy testarudo,<br />

cabezadura. Sin embargo, me digo también <strong>que</strong> tal<br />

vez mi ausencia ayudó en algo a <strong>que</strong> te enamorases <strong>de</strong><br />

Eric. Quizá yo era entonces —sin <strong>que</strong> ambos lo supiéramos—<br />

una distracción, un obstáculo para <strong>que</strong> ese<br />

amor surgiera. Por<strong>que</strong> tú empezaste a salir con Eric a los<br />

39

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!