En anarquía - Camille Pert - del Kolectivo Conciencia Libertaria
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“<strong>En</strong> <strong>anarquía</strong>” de <strong>Camille</strong> <strong>Pert</strong><br />
frases reveladas por aquella indignación generosa que forzaba el pensamiento a fijarse en las<br />
miserias de la masa.<br />
<strong>En</strong>tre tanto el ruido aumentaba en la sala. Gerald se dirigió al telón y miró por el agujero.<br />
– ¡Está llenísimo; ya es hora; comencemos! dijo, palpitante de emoción.<br />
Bergés gesticuló.<br />
– Por mi parte, no estoy listo todavía… Principien por cualquier cosa…<br />
Gerald respondió indignado:<br />
– ¡Eso no puede ser!... el programa canta… Primero la conferencia…<br />
– ¡Y a mi qué! respondió el otro tranquilamente.<br />
Ante esa expresión se asustó el joven; porque sabía por experiencia que cuando Bergés no<br />
escandalizaba era signo de terquedad y se hacía imposible convencerle. Por eso, volviéndose<br />
hacia Constantina, dijo:<br />
– ¡Hágale usted comprender que es necesario empezar a toda costa!... ¡Escuche usted al<br />
público!<br />
La impaciencia era grande: se oían voces, carcajadas, silbidos y taconeos que conmovían la<br />
frágil armadura que sostenía el techo.<br />
Constancia sonrió:<br />
– ¡Recite usted sus versos!<br />
– ¡Imposible! exclamó el poeta. Su lugar está entre la pieza y la conferencia de usted… Hay<br />
aquí una gradación indispensable para el éxito de la velada.<br />
– Si a usted le parece, insinuó Chevrier, el cantante de canciones populares, que era un guapo<br />
joven rubio, carpintero; diré algo para que esperen con más calma…<br />
– ¡Quítese usted de <strong>del</strong>ante! gritó Gerald.<br />
Después dijo como poseído de súbita inspiración.<br />
– ¡Voy a hacer un anuncio!... ¡Arriba el telón! mandó al maquinista, quien en mangas de camisa<br />
y con su faja roja, parecía satisfecho y orgulloso de sus funciones teatrales.<br />
Cuando apareció en la escena la silueta negra y correcta <strong>del</strong> farmacéutico, ya dispuesta la<br />
escena para la conferencia, se estableció un gran silencio.<br />
– Ciudadanas y ciudadanos, dijo Gerald inclinándose con elegancia, dispensen un breve e<br />
involuntario retraso; el ciudadano Bergés acaba de llegar de Evreux, donde ha llevado su<br />
palabra popular: no tardará en presentarse en su presencia.<br />
Grandes aplausos acogieron esta declaración. Pero una voz lanzó esta exclamación aludiendo<br />
a la profesión <strong>del</strong> farmacéutico.<br />
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