INTRODUCCION: Té con SIR ENDIPITY

Se desabotonó el saco que tal vez quisiera para la mudanza y extrajo un diapasón
que hizo vibrar con la fuerza de las costillas, descubriéndole al niño una comezón amable al
descansarlo sobre su cabeza, con las puntas de la horquilla suplantando el himno ufano de
su voz de ahora en adelante, en tanto la boca se transforma en una mariposa roja que da
cuenta de su propio vuelo y se va...
-Estos algodones en las orejas jamás me dieron suficiente silencio, hijo...
Y Aspendos permaneció parado, conteniendo la resequedad de su laringe y
escuchando el metrónomo del lejano mar como una mera coincidencia.
IV. Marcia funebre
Tras la implosión del sol a puño cerrado, los relojes se dan cuerda para que los gusanos
entonen vocablos con la equivalencia con que las usinas de las fábricas continúan arrojando
sus desperdicios insolubles, entonces todos los aires del planeta dan un vuelco para retornar
hacia la garganta profunda que les dio la vida. La casa se ventila sobre tu cabello revuelto,
pero una brigada especial supervisa la exhumación de los cuerpos hallados cerca del jardín
de los olivos. Estos permanecieron enterrados por unos pocos días hasta que el Gobierno,
representado en un médico forense que poco sabe de crucifixiones, ordenó excavar
precisamente donde los precisos alfileres desinflaban su mapa. Los peritos deberían tomar
las huellas y fotografiar la posición de los restos, describir su trabajo dental y demás heridas
obvias sobre cabeza y costado. Los picos y palas llevan un compás inútil de tres por cuatro.
Los trabajos de excavación tampoco han penetrado lo suficiente para descubrir el paradero
de la quijada del martillo usado a quemarropa entre dos hermanos. La tierra delibera sus
alcances. ¿Estarán dormidos o despiertos?
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