INTRODUCCION: Té con SIR ENDIPITY

LA BALADA DE OCTAVIO Y MARI JO
-Octavio, cariño, si otra noche se te antoja incluir otra mujer en la cama...por mí no hay
inconveniente.
Esas palabras eran autenticas descargas eléctricas en el cuerpo desnudo del hombre que
ahora miraba con su cabeza ladeada la sonrisa amplia de la mujer recostada a su lado. A
continuación, la voz de la conciencia lleva a cabo unos efectos lo suficientemente
triangulares como para dejar a Octavio sin capacidad alguna de respuesta. La estructura
vocálica de Orchell hurga en la cabeza. “¡Fabuloso!...no, espera. ¿Qué tal si es una trampa?
Yo le digo, ¡Claro que sí....me encantaría! Y ella me responde al instante, ¡Lo sabía pinche
pervertido...me largo de aquí! La relación termina. O es honesta y realmente quiere
intentarlo para darle un realce europeo a nuestro trato y le gusta tanto que al final se vuelve
lesbiana, luego ambas amantes se toman de mano y a ninguna de los dos las vuelvo a ver.
No, alto...estás exagerando. Una invitada es abrir esa jaula de sexo por costumbre, pero que
tal si al día siguiente me comenta que le gustó tanto la experiencia que ahora decidió invitar
a un amigo de mi infancia a unirse con nosotros. Yo diré malencarado, no quiero que tengas
relaciones con otro hombre. Y ella responderá... ¡Lo sabía pinche macho...me largo de aquí!
La relación termina. O acepto que es lo equitativo de todo este asunto y tengo que
soportarlo y darme cuenta que le gusta tanto que al final se vuelve ninfómana, luego ambos
amantes se toman de la mano y a ninguno de los dos los vuelvo a ver. Ser o no tercer, he
ahí el dilema.”
-Mari Jo querida, ¿Por qué habría de necesitar a alguien más en mi cama, cuando te
tengo a ti?
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