Salas Barbadillo y Góngora - Centro Virtual Cervantes

24 MÍMC VITSE Criticón, 11, 1980
de" (ibid.), sino más bien las aspiraciones de algunos miembros de
la parte estancada del estrato inferior de la nobleza, de unos elementos
venidos a menos entre la mesoaristocracia. No censura del estamento
noble indiferenciado, sino sátira de los esfuerzos vanos
(en todos los sentidos de la palabra) de algunos "déclassés" de menor
categoría o de quienes pretenden alzarse con sus privilegios.
Allí, en esta anacrónica fosilización social, reside el único parecido,
verdadero a la vez que formal,entre don Quijote y el Puntual,
tan similarmente desemejantes en todo lo demás. La locura del Aventurero
de las aldeas e hidalgo de la Mancha se manifiesta desde un
principio y, ajena fundamentalmente a la mentira, se esfuerza por
ganar una gloria verídica y éticamente caballeresca. La aberración
del Caballero aventurero de la Corte, aunque se presagie desde las
primeras páginas, no se declara realmente sino después de bien avanzada
ya la PlimQJia paAte de la novela, cuando quedan neutralizadas
las amenazas de su hipócrita simulación encaminada a conquistar una
ilegítima e inmediata autoridad social, meta inequívoca de las "tentaciones
de la vanidad". El primero finge como los poetas, el segundo
engaña como los falsarios. Del uno el delirio es, comparativamente,
inocente; del otro, la enajenación es remate y castigo de su
obstinación en el error. Llevando a su lógica conclusión las premisas
por él puestas, Salas convierte la ambición del Puntual en megalomanía,
haciendo que anhele abandonar la región del intermundo
para ingresar las filas del supermundo. La enormidad de la pretensión,
facilitada por una liberalidad descarriada que le hace tútano
de los barrios pobres y le confiere "mero mixto imperio en Madrid
a los ojos de la Majestad y de sus ministros" (Puntual, p. 98), lleva
a una inicial autodestrucción del protagonista, que recoge, amplifica
y magnifica la burla quizá más desarrollada de la obra de
Salas. Así se confirman, por un lado, la funcionalidad social de la
burla como sanción de los extravíos de la libido dominandi de los
estratos inferiores de la sociedad, y por otro lado, la ilación perfecta
que existe entre las dos partes de El Caballejo Puntual, de
cuya continuación, de 1619, escribe indebida y contradictoriamente
E. Arnaud :
La -ÍCUUAZ de¿ noble.* n'eét paA ab&ente. de. cette,
deuxième pasitie., mai* elle ej,t beaucoup plu* proche
de la couiicatüAe f~... 7 zt aucun peA-ionnage h.éel
n'a du ¿e KZconnâZtxe Havu> ce poA.txa.it. Il eit toute-
&oi* évident qux. lien de tout cela n'e*t gAatuit H.JJ.
Mai* ce qu'on AQ.tie.ndKa. ¿uAtout de cette deuxième
paAtie,^ c'e-ii la tentation continue de la iuite
hoA* du ieeJL, Vamputation dz l'iAAationnel, de
l'exceaif, £~..._J. L'ab-iuA.de et la délectation danA
VabiuKde ¿ont au bout du chemin r...J.
(E.A., p. no-, p. m)