12.05.2013 Views

Cautividad Babilónica De La Iglesia - Escritura y Verdad

Cautividad Babilónica De La Iglesia - Escritura y Verdad

Cautividad Babilónica De La Iglesia - Escritura y Verdad

SHOW MORE
SHOW LESS

Create successful ePaper yourself

Turn your PDF publications into a flip-book with our unique Google optimized e-Paper software.

<strong>La</strong> <strong>Cautividad</strong> <strong>Babilónica</strong> <strong>De</strong> <strong>La</strong> <strong>Iglesia</strong><br />

ella: tiene que alimentarse, que fortalecerse hasta la muerte con el recuerdo imborrable de la<br />

promesa que se nos hizo en el bautismo. Por tanto, cuando nos levantamos o nos arrepentimos de<br />

los pecados, lo único que estamos haciendo es retornar a la fuerza y a la fe del bautismo, de las<br />

que nos habíamos desviado, y a la promesa que entonces se formuló y que el pecado nos había<br />

arrebatado. No muere nunca la verdad de la promesa que se hizo una vez; es como una mano<br />

extendida, dispuesta a recibirnos a nuestro retorno. Si no me equivoco, esto es lo que quieren<br />

decir, aunque con su dosis de oscuridad, los que afirman que el bautismo es el principio y el<br />

fundamento de todos los sacramentos, la condición indispensable para recibir los demás.<br />

Sería muy provechoso que lo primero que hiciera el penitente fuese reavivar el recuerdo<br />

de su bautismo, y que, rememorando confiadamente la divina promesa olvidada, la manifestara<br />

ante Dios con el gozo de que el bautismo le ha proporcionado la única garantía de salvación y<br />

con el repudio de la ingratitud que entraña el haber fallado en la fe y desconfiado de la verdad de<br />

la promesa. Su corazón será maravillosamente reconfortado, se animará su esperanza en la<br />

misericordia, si tiene en cuenta que la promesa que le ha hecho un Dios que no puede engañar<br />

perdura íntegra, inmutada e inmutable a pesar de cualquier pecado, como dice Pablo (2 Tim 2)<br />

«Aunque no creamos, seguirá en pie su fidelidad; no puede él negarse a sí mismo» 53 . Esta<br />

verdad de Dios será la que le salve; aunque todo se derrumbe, no le abandonarán estas<br />

credenciales. Con esta promesa podrá hacer frente al enemigo insolente, podrá combatir los<br />

pecados turbadores de su conciencia, en ella tendrá la respuesta al horror que inspiran la muerte y<br />

el juicio, y ella, en fin, será su consuelo en medio de todas las tentaciones. Tiene que acogerse a<br />

esta verdad única y decir: « Dios no falla en ninguna de sus promesas» 54 , cuya señal he recibido<br />

en el bautismo: «Si Dios está conmigo, ¿qué podrá nadie contra mí?» 55 .<br />

Los hijos de Israel, cuando se arrepentían, lo primero que hacían era acordarse del éxodo<br />

de Egipto, y en fuerza de este recuerdo retornaban al que los había liberado. Moisés les está<br />

inculcando constantemente este recuerdo y aquella ayuda, tan repetidos por David. Pues bien, con<br />

mayor motivo tenemos que recordar nosotros la salida de nuestro Egipto, y en fuerza de su<br />

memoria regresar a quien nos sacó de él por el baño de la nueva regeneración 56 , esa regeneración<br />

que precisamente nos recomienda acordarnos de ello. En el sacramento del pan y del vino es<br />

donde mejor se puede uno acordar de todo esto. Por esta razón antaño se celebraban<br />

conjuntamente, en el mismo oficio, los tres sacramentos de la penitencia, del bautismo y del pan,<br />

ayudándose el uno con los otros. En este sentido se lee que una santa virgen, cuando se veía<br />

tentada, lo único que hacía era acogerse al arma de su bautismo y no decía más que « soy<br />

cristiana»; percibió el tentador enemigo enseguida la fuerza del bautismo y de aquella fe que se<br />

asía a la verdad del prometedor, y huyó.<br />

Fíjate en lo rico que es el cristiano o bautizado, pues, aunque quiera, y a pesar de todos<br />

los pecados, no puede perder su salvación (a no ser que se empeñe en no creer). Ningún pecado -<br />

a no ser el de la incredulidad- le puede perjudicar. Si retorna y vive firme la fe en la promesa que<br />

Dios ha hecho al bautizado, todo lo demás será inmediatamente absorbido en fuerza de la misma<br />

fe, es decir, por la verdad de Dios que promete y es incapaz de renegar de sí mismo si le has<br />

confesado y te has adherido a él fielmente. <strong>La</strong> contrición, la manifestación de los pecados, así<br />

como la satisfacción y todos los otros recursos inventados por hombres te dejarán pronto,<br />

53 2 Tim 2 13.<br />

54 Sal 33, 4<br />

55 Rom 8, 31.<br />

56 Tit 3, 5.<br />

24

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!