12.05.2013 Views

Cautividad Babilónica De La Iglesia - Escritura y Verdad

Cautividad Babilónica De La Iglesia - Escritura y Verdad

Cautividad Babilónica De La Iglesia - Escritura y Verdad

SHOW MORE
SHOW LESS

Create successful ePaper yourself

Turn your PDF publications into a flip-book with our unique Google optimized e-Paper software.

<strong>La</strong> <strong>Cautividad</strong> <strong>Babilónica</strong> <strong>De</strong> <strong>La</strong> <strong>Iglesia</strong><br />

entonces resultará superfluo y hasta perjudicial contar con leyes escritas. <strong>La</strong> caridad, que está por<br />

encima de cualquier otra cosa, no precisa de leyes.<br />

Por lo que a mí respecta -y es todo lo que puedo hacer-, advierto y suplico a todos los<br />

sacerdotes y hermanos que confirmen como válidos todos los matrimonios que se hayan<br />

contraído contra las leyes eclesiásticas y pontificias, si perciben que el obstáculo proviene de un<br />

impedimento dispensable por el papa y que no conste expresamente en la sagrada <strong>Escritura</strong>.<br />

Acójanse a la ley divina que dice: «Lo que Dios unió no lo separe el hombre» 113 . <strong>La</strong> unión de<br />

hombre y mujer pertenece al derecho divino y obliga, a pesar de que se realice contra alguna de<br />

las leyes humanas; por tanto, y sin ningún escrúpulo, las leyes de los hombres deben someterse a<br />

este derecho divino. Si el hombre abandona al padre y a la madre, y se une a su mujer, con mayor<br />

motivo podrá conculcar las leyes inicuas y frívolas de los hombres para casarse. Y si el papa, el<br />

obispo o un oficial disolviera algún matrimonio contraído a espaldas de las leyes humanas, será<br />

un anticristo, violador de la naturaleza, y se hace reo de lesa majestad divina, puesto que<br />

contamos con el principio de que « lo que Dios unió no lo separe el hombre».<br />

Añade a lo dicho que ningún humano ha recibido el derecho de establecer tales leyes y<br />

que, gracias a Cristo, los cristianos están liberados de todas las leyes humanas, mucho más<br />

cuando media la ley divina. Como dice Marcos (cap. 2): « El hijo del hombre es señor incluso del<br />

sábado; no fue hecho el hombre para el sábado, sino el sábado para el hombre» 114 . No hay que<br />

perder de vista el hecho de que esas leyes fueron prohibidas con antelación por Pablo, cuando<br />

profetizó que llegarían quienes habrían de prohibir el matrimonio 115 . Por tanto, tiene que aliviarse<br />

ese rigor de impedimentos de afinidad, parentesco espiritual o legal, consanguinidad, y adaptarse<br />

a la sagrada <strong>Escritura</strong>. En ésta vemos cómo sólo se prohibe la consanguinidad en segundo grado,<br />

como consta en el Levítico (cap. 18), donde se excluyen doce personas: la madre, la madrastra, la<br />

hermana natural, la hermana legítima de padre o madre, la nieta, la tía paterna, la tía materna, la<br />

nuera, la mujer del hermano, la hermana de la mujer, la hijastra, la mujer del tío paterno 116 . Sólo<br />

se excluye el primer grado de afinidad y el segundo de consanguinidad; incluso, fijándose bien,<br />

se ve que la exclusión no es universal, pues está claro que no se excluyen la hija ni la nieta del<br />

hermano o de la hermana, que pertenecen, a pesar de todo, al segundo grado. Así es que no se<br />

debe disolver en absoluto a causa de leyes humanas el matrimonio contraído .fuera de estos<br />

grados de parentesco, ya que los otros no se lee que hayan sido prohibidos por Dios en ninguna<br />

ocasión. El propio matrimonio, de institución divina, es infinitamente superior a las leyes de los<br />

hombres. En consecuencia no hay que romperlo a causa de las leyes; son las leyes las que tienen<br />

que quebrantarse a causa del matrimonio.<br />

<strong>De</strong> la misma manera tienen que desaparecer, una vez que se haya contraído el<br />

matrimonio, todas esas ridiculeces de compadrazgos, comadrazgos, compadrazgos y<br />

ahijamientos. ¿Quién, si no la humana superstición, ha inventado ese parentesco espiritual? Si al<br />

que bautiza a una niña o a su padrino de pila no se les permite casarse con ella, ¿por qué no se<br />

prohibe que un cristiano se case con una cristiana? ¿es más importante el parentesco que nace de<br />

las ceremonias o del signo sacramental que el originado de la misma realidad del sacramento? ¿es<br />

que el cristiano no es hermano de la cristiana? ¿no es un bautizado hermano espiritual de la<br />

bautizada? ¡Qué locura la nuestra! O sea, que si un marido instruye a su mujer en el evangelio y<br />

en la fe de Cristo, y por ello mismo se convierte en su verdadero padre en Cristo. ¿no podrá<br />

113 Mt 19, 6.<br />

114 Mc 2, 27-28.<br />

115 1ª Tim 4, 3.<br />

116 Lev 18, 6-19.<br />

46

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!