MUHAMMAD YUNUS MUHAMMAD YUNUS

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La clonación «terapéutica» es un
atentado a la dignidad, pues subordina
el ser humano clonado al enfermo.
Alimenta la idea de que es lícito que
algunos hombres tengan un dominio total
sobre otros, hasta el punto de determinar
su identidad biológica. Emula el acto
creador para llamar a la existencia a una
persona, que ha de ser destruida y usada
como residuo biológico para la extracción
de algunas células madre. Ante esto, tenemos
que recordar que ningún ser humano
puede ser instrumentalizado o utilizado
para lograr el bien de otro
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Recurrir a la finalidad terapéutica
es inadecuado e induce a una
confusión de la opinión pública. Efectivamente,
una técnica es terapéutica cuando
trata de curar al paciente sobre el cual la
técnica es aplicada. En este caso es evidente
que la técnica no produce un efecto
terapéutico sobre el embrión clonado,
sino que, al contrario, el embrión obtenido
será destruido para la obtención de
células troncales, que podrán aplicarse a
un tercero. Igualmente fraudulento es presentar
la clonación como una técnica capaz
de obtener actualmente resultados
beneficiosos para enfermedades incurables.
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Otro grave problema planteado es
la utilización de óvulos humanos
para la investigación, ya que su obtención
implica un grave riesgo para la donante,
que pasa por un tratamiento hormonal
con posibles consecuencias para su salud
y una mínima intervención para extraerlos.
La dignidad de la mujer se ve amenazada
al quedar ésta subyugada y sometida
al imperio de la técnica con fines ajenos
a ella misma.
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Ante los problemas éticos que
plantea el proyecto de ley, nos
sentimos en el deber de manifestar
nuestra preocupación y rechazo. Al mismo
tiempo, manifestamos la necesidad
de regular la ciencia al servicio del ser
humano. Propugnamos una legislación
que impida poner en manos de la ciencia
el uso de seres humanos en atención
a intereses reproductivos, terapéuticos o
comerciales. Estimulamos la investigación
con células madre de adulto y el
empleo de los fondos públicos para
proyectos que no planteen dudas éticas
y no abran la puerta a la desigualdad y
a la injusticia. ■
1585
Falleció monseñor Teodoro Cardenal,
arzobispo emérito de Burgos
Número 3.333 ■ 28 de octubre de 2006
España
n la mañana del 17 de octubre falleció en Burgos monseñor Teodoro Cardenal
EFernández, arzobispo emérito de la sede burgalesa, a los 89 años de edad. La
capilla ardiente quedó instalada en la Facultad de Teología del Norte de España y el
solemne funeral por su eterno descanso se celebró en la catedral de Burgos, el 19
de octubre, a las 12 de la mañana. En esta emotiva ceremonia, presidida por el actual
arzobispo burgales, monseñor Francisco Gil Hellín, participaron quince prelados
de distintas diócesis españolas, el nuncio en España, monseñor Manuel
Monteiro, los abades de Santo Domingo de Silos y San Pedro de Cardeña, y el alcalde
de Burgos, Juan Carlos Aparicio.
Tras las exequias, los restos de
monseñor Cardenal fueron conducidos
en procesión por las naves
de la catedral hasta la capilla
de Santa Ana, en cuya cripta fueron
inhumados, en presencia de
los familiares del fallecido.
Nacido el día 20 de octubre de
1916 en Pesquera de Duero (Valladolid),
entonces diócesis de Palencia,
cursó los estudios eclesiásticos
en el Seminario de Palencia.
Fue ordenado sacerdote el
día 25 de mayo de 1941, en Palencia.
Ya sacerdote, cursó estudios
superiores en la Universidad
Gregoriana de Roma, donde obtuvo
la licenciatura y el doctorado
en Teología. Desempeñó los cargos
de coadjutor y ecónomo en
distintas parroquias de la diócesis
de Palencia. En 1946 fue nombrado
director del Secretariado de
Obras Diocesanas de Palencia.
Trasladado a Oviedo, fue formador
en el Seminario, director de las Casas de Ejercicios de Gijón y de Covadonga, y
canónigo por oposición en su Colegiata. Posteriormente fue nombrado canónigo
de la Catedral de Oviedo. Desempeñó asimismo los cargos de párroco de Mieres,
provicario de la Zona de Avilés y vicario de Pastoral de la archidiócesis de Oviedo.
Obispo de Osma-Soria en 1969
El 1 de diciembre de 1969 fue nombrado obispo de Osma-Soria y el 25 de enero
de 1970 recibió la ordenación episcopal en la catedral de El Burgo de Osma de
manos del cardenal Vicente Enrique y Tarancón. El día 20 de octubre de 1983 fue
promovido a la Sede Metropolitana de Burgos, de la que tomó posesión el día 27
de noviembre de 1983. Fue arzobispo de Burgos hasta el 30 de octubre de 1992,
en que fue nombrado administrador apostólico y fue sucedido el 20 de diciembre
de ese mismo año por monseñor Santiago Martínez Acebes.
En la Conferencia Episcopal Española fue miembro de las Comisiones de Doctrina
de la Fe (1972-1975), del Clero (1972-1978), Enseñanza y Catequesis (1975-1981),
de Liturgia (1981-1993), y perteneció a la Comisión Permanente entre 1978 y 1981,
y de 1984 a 1993. Como arzobispo emérito, monseñor Cardenal ha permanecido
en la Residencia Sacerdotal de la capital burgalesa hasta su fallecimiento. ■
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