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Reportaje<br />
La cuestión<br />
religiosa en<br />
la II República<br />
Una multitud se congrega ante el Congreso de, los Diputados<br />
con motivo de la sesión inaugural de las Cortes Constituyentes de la II República<br />
LAS CORTES DE 1931<br />
NO REPRESENTABAN<br />
LA REALIDAD DE ESPAÑA<br />
Consciente la República de carecer<br />
de legitimidad política, ya que se<br />
había autoproclamado por la fuerza<br />
de las amenazas y la presión de los<br />
grupos más radicales, sin haber ganado<br />
unas elecciones generales, pues las del<br />
12 de abril fueron elecciones administrativas,<br />
y no políticas, y además, las ganaron<br />
limpiamente los candidatos monár-<br />
quicos y no las izquierdas, la República,<br />
digo, decidió convocar elecciones para<br />
las Cortes Constituyentes.<br />
Celebradas en junio de 1931, no se<br />
presentaron a ellas candidatos monárquicos,<br />
por lo que el régimen republicano<br />
se consolidó pacíficamente, con una<br />
mayoría parlamentaria de partidos de izquierda,<br />
que no representaban la realidad<br />
de España, pues en ella no se sentían<br />
representados la mitad de los ciudadanos.<br />
Muy pronto comenzó el ataque parlamentario<br />
contra la Iglesia, que supuso<br />
un refuerzo inesperado de legitimidad<br />
Número 3.333 ■ 28 de octubre de 2006<br />
para quienes veían amenazados intereses<br />
de muy otro tipo por el nuevo régimen.<br />
En otras palabras: aunque sin duda<br />
existía un sector sincera y honestamente<br />
católico, otros no se hicieron de derechas<br />
y combatieron a las izquierdas porque<br />
eran católicos, sino que se acordaron<br />
de su cristianismo cuando se vieron<br />
acosados en otros terrenos, mucho menos<br />
espirituales. Los problemas que los<br />
católicos en general y, en particular, algunas<br />
instituciones y manifestaciones<br />
como las cofradías y las procesiones, encontraron<br />
durante la Segunda República<br />
no fueron sino la continuación de unas<br />
actitudes adoptadas por buena parte de<br />
los políticos liberales, sobre todo republicanos,<br />
mucho antes de 1900.<br />
«Bajo nivel intelectual y moral<br />
de parte de los diputados»<br />
Esto lo dijo el cardenal Vidal y Barraquer,<br />
arzobispo de Tarragona, que<br />
promovió desde el primer momento una<br />
línea moderada de entendimiento con la<br />
República, si bien no la pudo conseguir<br />
porque había una mayoría aplastante,<br />
dominada por diputados de izquierdas y<br />
muy anticlericales, dispuesta a aprobar<br />
las propuestas más radicales contra ella.<br />
El enfrentamiento con la Iglesia hirió<br />
la sensibilidad de una gran mayoría de<br />
españoles y provocó la reacción airada<br />
de los católicos. La sociedad civil quedó<br />
además turbada por una serie de hechos<br />
gravísimos como:<br />
— la violación sistemática del orden público,<br />
— la frenética lucha de clases que se infiltró<br />
en el campo, en la industria y en<br />
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