MUHAMMAD YUNUS MUHAMMAD YUNUS

gramada y preparada la que debía celebrarse
en Valladolid, pero los acontecimientos
lo impidieron. Así se abrió
un nuevo paréntesis hasta el 1949. El
presidente de esta segunda etapa fue
Severino Aznar que, durante la etapa
anterior, había sido el secretario general
de la Comisión Permanente de las
Semanas Sociales de España.
La tercera etapa empieza a dar señales
de vida en 1947, cuando la Junta
de Metropolitanos de España creyó
llegado el momento de restaurar en
nuestro país «la magnífica escuela de
pensamiento social católico» de
las Semanas Sociales. A tal fin
fue nombrado presidente de su
Junta Nacional el obispo de
Córdoba, Dr. Albino González
Menéndez-Reigada, que se
mantuvo en el cargo hasta su
muerte (1958). La primera Semana
Social que se celebró en
esta etapa fue la de Madrid
(1949), la IX del catálogo oficial.
Hasta la Semana XXVII (Valladolid,
1968) las distintas ediciones
se fueron celebrando cada
año (excepto en 1960); a partir
de este momento, se fueron espaciando
entre dos y cuatro
años, de suerte que, desde la
vallisoletana, sólo se habrán celebrado
catorce, incluyendo la
próxima de Toledo.
Papel preeminente
de los laicos
Desde su fundación, se quiso que
las Semanas Sociales tuvieran un
marcado carácter eclesial, y que los
laicos jugaran un papel preeminente
en su organización y desarrollo. El
primer aspecto se hace patente por el
protagonismo de la diócesis (obispo,
comisión diocesana…), de la Iglesia a
nivel nacional (Comisión Permanente,
Junta Nacional…), de la Santa Sede
(mensaje pontificio) y del público
asistente. El papel destacado de los
laicos se advierte sobre todo en la
composición de las Comisiones Permanentes
de las dos primeras etapas
y de las Juntas Nacionales de la etapa
actual. Es verdad que, durante los
años 1906-1912, las Semanas Sociales
estuvieron presididas fugazmente
1579
por el obispo de Madrid-Alcalá, Salvador
y Barrera y, después de su
muerte, por el arzobispo Guisasola
de Valencia; también es verdad que
en su tercera etapa, los años 1947-
1964, las presidió el obispo de Córdoba,
Albino González y Menéndez-
Reigada, hasta su muerte (1958) y,
posteriormente, el obispo auxiliar de
Valencia, Rafael González Moralejo.
Esta presidencia episcopal fue muy
lógica: en la primera etapa, las Semanas
Sociales empezaban a andar con
pisada insegura; en los primeros die-
Foto de 2003: puede verse, a la izquierda, al actual presidente
de las Semanas Sociales, el profesor José Tomás Raga, y en el
centro al arzobispo de Barcelona, monseñor Martínez
Sistach, y al nuncio de la Santa Sede, monseñor Monteiro.
cisiete años de la tercera etapa, la situación
política del momento hacía
harto difícil el trabajo asociado de los
laicos, especialmente en el campo social.
A pesar de todo, en la segunda
etapa (1933-1936), presidió la Comisión
Permanente un seglar: don Severino
Aznar y, a partir de 1965 hasta
hoy, han ocupado la presidencia
de la Junta Nacional de las Semanas
Sociales de España los señores Federico
Rodríguez, José Almagro Nosete
y José Tomás Raga, que ocupa
el cargo desde 1980.
Sin fines políticos
Otras características de nuestras
Semanas Sociales son: la ausencia de
fines políticos partidistas, la fidelidad
al magisterio de la Iglesia, la observación
atenta de la realidad, el estudio
Número 3.333 ■ 28 de octubre de 2006
Opinión
de temas monográficos… Es costumbre
bien afianzada el envío de un
mensaje por parte de la Santa Sede al
comienzo de cada Semana: ordinariamente
va firmado por el Secretario de
Estado de turno y casi siempre va dirigido
a los semanistas a través del
presidente de la Junta Nacional. Estos
mensajes son considerados propios
del Romano Pontífice, y su contenido
es valorado como magisterio ordinario.
Vale la pena dejar constancia de
que el episcopado español se ha implicado
notablemente en las Semanas
Sociales: no sólo con su presencia,
sino también con sus intervenciones,
ya des del principio:
en sus primeras ediciones
aparecen Torras y Bages, obispo
de Vic —al que Severino Aznar
califica de santo Padre moderno—,
Soto y Macera, obispo
de Badajoz, Maura y Gelabert,
obispo de Orihuela, etc.
Para terminar, demos una mirada
a la próxima Semana Social
—será la XL— que versará sobre
«Propuestas cristianas para una
cultura de la convivencia», de
tan candente actualidad. Al
margen de su carácter conmemorativo,
por coincidir con el I
Centenario de la implantación
de estas Semanas en España,
tendrá la misma estructura de
las anteriores de esta tercera
etapa. Además del solemne acto de
apertura (día 2) y de clausura (domingo
día 5) —en el que tendrá un protagonismo
especial la misa concelebrada,
que presidirá el señor cardenal de
Toledo en la catedral primada—, constará
de cuatro sesiones plenarias, con
sus respectivas ponencias, y de tres
encuentros de trabajo, en los cuales
las personas y grupos interesados podrán
comentar y discutir los temas expuestos
y enriquecerlos con las comunicaciones
presentadas.
Si no estoy equivocado, esta XL Semana
Social será la primera que tendrá
por escenario la histórica y noble
ciudad de Toledo. ¿Qué marco mejor
que el de esta ciudad —históricamente
modelo de relaciones amistosas entre
cristianos, judíos y musulmanes— para
celebrar la Semana Social del I Centenario
y ahondar en el estudio de la
«cultura de la convivencia»? ■
7