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Vaticano<br />
Benedicto XVI reitera que el diálogo<br />
con el Islam es «necesario» y «arduo»<br />
Benedicto XVI y el Consejo<br />
Pontificio para el<br />
Diálogo Interreligioso<br />
han dirigido un mensaje «de<br />
serenidad y paz» al mundo<br />
islámico, con motivo de celebrarse<br />
el final de la fiesta<br />
del Ramadán. Al mismo<br />
tiempo, el Papa mostraba el<br />
domingo 22 su confianza en<br />
que Iraq se convierta en una<br />
nación abierta a las diversas<br />
culturas y religiones que la<br />
pueblan desde hace siglos,<br />
entre ellas una de las comunidades<br />
más antiguas del<br />
cristianismo. En su Mensaje<br />
a los musulmanes con motivo<br />
de la conclusión del Ramadán,<br />
la Santa Sede reconoce<br />
que el diálogo con el<br />
Islam es «arduo» pero «necesario»,<br />
hoy más que nunca.<br />
Se trata de nuevas señales, nuevos<br />
puentes que el Papa tiende a los creyentes<br />
musulmanes, para disipar todos<br />
los recelos, y las iras, que se acumularon<br />
entre los sectores más radicales<br />
de los seguidores del Corán, a<br />
raíz de la lección magistral que pronunció<br />
en la universidad alemana de<br />
Ratisbona. «Me satisface enviar un<br />
cordial saludo a los musulmanes de<br />
todo el mundo que, en estos días, celebran<br />
la conclusión del mes de ayuno<br />
del Ramadán», manifestó el Obispo de<br />
Roma, durante el rezo del Angelus, el<br />
pasado domingo 22 de octubre. «Serenidad<br />
y paz» han sido los buenos<br />
deseos del Pontífice al mundo islámico,<br />
para crear el clima necesario para<br />
apagar el fuego desatado de la violencia,<br />
que llega incluso a enfrentar a<br />
sectores de creyentes de la misma religión<br />
(caso de chiitas y sunnitas en<br />
Iraq y otros países).<br />
El Papa ha mostrado, además, su<br />
preocupación por la situación que se<br />
vive en Iraq, y ha lanzado un llama-<br />
El Papa Benedicto XVI durante su intervención en la Universidad<br />
Lateranense de Roma.<br />
miento a los líderes políticos y religiosos<br />
iraquíes, y a la comunidad internacional,<br />
a fin de que se encuentren<br />
soluciones eficaces para acabar con la<br />
«gravísima situación de inseguridad»<br />
que se vive en dicho país.<br />
Al final del rezo de Angelus, el Papa<br />
denunció «la encarnizada violencia a<br />
la que están expuestos muchísimos<br />
inocentes sólo por el hecho de ser<br />
chiitas, sunnitas o cristianos», y expresó<br />
su cercanía a la comunidad cristiana<br />
y a todas las víctimas del conflicto,<br />
para las que pidió «fuerza y consuelo».<br />
Al mismo tiempo, recomendó a los<br />
responsables religiosos y a los líderes<br />
políticos locales y del mundo entero<br />
que «sostengan a aquel pueblo en el<br />
camino de la reconstrucción» del país,<br />
y «en la conciencia de que la diversidad<br />
de sus componentes es parte integrante<br />
de su riqueza».<br />
Coincidiendo con la conclusión del<br />
Ramadán, la Santa Sede, a través del<br />
Consejo Pontificio para el Diálogo Interreligioso,<br />
que preside el cardenal<br />
24 Número 3.333 ■ 28 de octubre de 2006<br />
Paul Poupard, presentó el<br />
tradicional Mensaje del<br />
Papa, en el que no se oculta<br />
que el diálogo con el mundo<br />
islámico es «arduo» pero<br />
«necesario», sobre todo en<br />
los tiempos que corren. El<br />
Mensaje condena el terrorismo<br />
y reitera que el diálogo<br />
es hoy «una importate<br />
contribución para restablecer<br />
y reforzar la paz en el<br />
seno de las naciones y de<br />
los pueblos». El documento<br />
vaticano subraya que «el<br />
mundo, y nosotros con él,<br />
tiene necesidad de cristianos<br />
y musulmanes que se respeten,<br />
se estimen y ofrezcan<br />
el testimonio de amor y trabajo<br />
conjunto por la gloria<br />
de Dios y por el bien de todos<br />
los hombres».<br />
A propósito de la polémica suscitada<br />
con el discurso del Papa en Ratisbona,<br />
el Mensaje observa que «las circunstancias<br />
particulares» que «apenas<br />
hemos afrontado juntos, nos muestran<br />
también ellas que si bien el camino<br />
del diálogo puede ser a veces arduo,<br />
se convierte más que nunca en<br />
necesario». El texto vaticano dedica un<br />
párrafo a «los graves problemas que<br />
pesan sobre nuestra época», y que<br />
son: la injusticia, la pobreza, las tensiones<br />
y los conflictos en el interior de<br />
los países, y también entre ellos, así<br />
como la «plaga dolorosa» de la «violencia»<br />
y el «terrorismo». «¡Cuántas vidas<br />
humanas destruidas, mujeres enviudadas,<br />
niños huérfanos, hombres y<br />
mujeres heridos en el cuerpo y el corazón<br />
o golpeados con una minusvalía,<br />
cuánta destrucción, en pocos minutos,<br />
de lo que se construyó durante<br />
años, a menudo al precio de muchos<br />
sacrificios y de enormes gastos!», se<br />
exclama en el Mensaje, todo lo cual<br />
hace más urgente y necesaria la paz.<br />
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