Algunos rasgos del hombre extremeño - Paseo Virtual por ...

PEDRO CABA
Tarik) ben Malluk, que dió nombre a Tarifa. Pero pronto el «maula»
o gobernador de Tánger, Tarik, antiguo esclavo de Musa ben
Nusayr, liberado ya, reforzó la invasión y en el río Barbate (o
Guadalete quizás), venció a los visigodos. Era el año 711. Y tras la
toma de Medina Sidonia, Carmona, Alcalá de Guadaira y Sevilla.
Musa cae sobre Mérida en que los partidarios de Rodrigo se habían
reunido para resistir. Y allí resistieron durante más de un año de
asedio. Probablemente allí no estaba Rodrigo, sino sus partidarios
nada más, pues él andaba organizando la resistencia por el Norte
de la provincia de Cáceres donde le buscaban los invasores por
Almaraz y Segoyuela. En Talavera de la Reina se encuentran
Musa y Tarik, y parece que decidieron buscar los restor del ejér-
cito visigodo que Rodrigo trataba de reorganizar. Musa se dirigió
hacia Zaragoza, y Tarik hacia tierras de Salamanca: así lo dice
Eduardo Saavedra, el arabista por afición. Pero aparece un hijo de
Musa, Abdelazis (Abd-al'Aziz) que se dirigió a Portugal tomando
Evora, Santarén, Coimbra y, tal vez, Cofia y Cáceres. A la muerte
de Abdelazis, en 716, su padre Musa, muere en Siria (en el mismo
año quizás).
Dos años después, Pelayo asume en Covadonga la jefatura de
la resistencia antimusulmana. Pero según Sánchez Albornoz, la
batalla y el triunfo de Covadonga no ocurrió, sino hacia 721.
Pelayo muere en 737, en Cangas de Onís, pero no se sabe nada
de su vida posterior a Covadonga ni de otras victorias. Tampoco
se sabe mucho de su hijo Favila o Fafila; lo de que fué devorado
por un oso puede ser cierto, pero nada lo documenta. La verda-
dera historia de la Reconquista (¿Puede llamarse Reconquista
-pregunta Ortega y Gasset-a una operación guerrera de más de
setecientos años?) empieza con Alfonso I. Entre las muchas tierras
y ciudades que éste toma, están no pocas tierras extremeñas, aun-
que todavía no ciudades; por ejemplo Gata, y quizás Plasencia,
que entonces no sería una aldehuela Amroz pues Plasencia no
amanece históricamente sino con Alfonso VIII. Nada es claro en
esta época de Alfonso I porque en su tiempo empezaba a estable-
cerse entre cristianos y musulmanes lo que llamaron luego las
Marcas (en árabe -thugur»). es decir, zonas confusas de soberanía
y dependencia, tierras de nadie, donde imperaba un carácter polí-
tico muy fluido imposible de definir y deslindar, siendo precisa-