Algunos rasgos del hombre extremeño - Paseo Virtual por ...

ALGUNOS RASGOS DEL HOMBRE EXTREMEÑO
canos, pues la cronología misma de hebreos en época tartesia es
muy oscura. En cambio está bien documentada la existencia de
hebreos en época romana. Y no digamos en época visigótica, pues
bien conocidas son leyes dictadas desde Sisebuto obligando a los
judíos a su conversión, prueba de que por el número de ellos se
hacía necesaria una disposición de caracter general. Y aunque
Suintila o Chintila la deroga, Sisenando en el IV Concilio toledano
vuelve a inyectarle vigor, si bien no obligando a bautizarse, pero
obligando a las prácticas cristianas, una vez bautizados. Y el tema
de los judíos se trata en otros Concilios: el VI, VIII, IX, X, XII,
XVI y XVII, culminando en tiempos de Egica
Es que ya los judíos eran muy numerosos en España. Y en
Extremadura concretamente, pues desde Vespasiano sabemos que
fueron enviados a Mérida y su región más de 10.000 judíos pro-
cedentes de Jerusalén, tomada por Tiro, los cuales se extendieron
por la Lusitania, donde es muy probable que ya los hubiera de
tiempos anteriores. Durante la invasión musulmana, el número de
hebreos creció en toda España y también en Extremadura, pues
con los musulmanes vinieron no pocos a la península, y es bien
conocida la convivencia (y las disidencias y divergencias)que
siempre hubo y hay entre musulmanes y judíos. Basta visitar hoy
mismo ciudades como Tetuán, Tánger, Xauen o Casablanca. Ya
desde el siglo VIII las comunidades judías más importantes son
las de Sevilla, Córdoba, Toledo y Mérida. Los árabes luchaban y
gobernaban, pero basta leer la polémica de Américo Castro, con
España en su Historia», y Sánchez Albornoz, para advertir que
si los musulmanes guerreaban y gobemaban, los hebreos, inters-
ticialmente situados entre ellos, gobemaban y dirigían a los musul-
manes. Y esto a "ambos lados de las Marcas fronterizas, lo mismo
en la España cristiana que en la musulmana. El influjo de los
hebreos era económico, político, cultural (recordemos la Escuela
de Traductores de Toledo) y hasta religioso. Bien sabido es que
hubo insignes arzobispos de origen judío, como hubo ilustres re-
presentantes de sangre hebrea en la literatura (Fernando de Rojas,
autor de la La Celestina, por ejemplo), o en el pensamiento
filosófico (Luis Vives, verlei gratia). Y de sospechas de ese tipo no
se libran ni Cervantes, ni Góngora, ni el Rey Católico. Vinieran o
no con los fenicios o con los norteafricanos primigenios, la verdad