Algunos rasgos del hombre extremeño - Paseo Virtual por ...

ALGUNOS RASGOS DEL HOMBRE EXTREMEÑO
terminada geográficamente, que corresponde también a la indeter-
minación étnica y cultural de toda la Extremadura. Su unidad de
acción histórica queda definida como unidad entre las cuencas del
Tajo y el Guadiana, aunque Extremadura como entidad real des-
borde más arriba, hacia Avila o Salamanca, y más bajo del Gua-
diana hacia Andalucia, que al fin también los turdetanos y tarte-
sios también fueron primeros extremeños. Y lo mismo podríamos
decir por el Oeste con Portugal, y por el Este con la Mancha tole-
dana, pues también ahí se pierden los c onfines de una configura-
ción geométrica de contorno. Al fin nada humano se ajusta a la
geometría, y la historia toda es lo menos geométrico del mundo.
Y esto es así en lo físico y en lo geográfico como en lo psíquico y
cultural, pues no es fácil distinguir caracterológicamente a los
toledanos de los habitantes de Guadalupe o la ,Siberia Extremeña»,
o a los de la Vera de los castellanos de Avila; o los del Valle
cacereño, o pueblos del Norte de Cáceres, con los de Salamanca.
Dice el Conde de Canilleros, en su espléndido libro Extremadura:
Si se tratara de encontrar peculiaridades, habría que ir a otras
divisiones (es decir, otra delimitación geográfica), porque arriba del
Tajo está la zona de influencia de la cultura leonesa, como al Sur
del Guadiana la de más independiente personalidad, sin que
queramos decir con ello que existieran diferencias fundamentales,
ni que los geógrafos las consideren comarcas con rigor científico,
pues en este caso sería precisa la fragmentación de unos peque-
ños y numerosos sectores». (Preliminares).
Si, ni el Valle, ni la Vera, ni la Serena, ni los Barros, quedarían
entonces dentro de Extremadura. Y sin embargo, son extremeñísi-
mas zonas. Porque el extremeñismo, como todo patriotismo noble,
no es cuestión de tierra común, ni siquiera de interés común,
sino de un pasado común y sobre todo de un quehacer, de unos
proyectos comunes que ata a sus hombres por la cintura, dándoles
un mismo entusiasmo a la altura del corazón. Todos los que viven
en Extremadura y se llaman extremeños, viven hoy ese sentimiento
común que debemos llamar extremeñidad. Pensemos que
ya hace tiempo que hemos salido juntos y decididos a extreme-
ñear por el mundo, sólo que llevando por delante el nombre y el
timbre y el título de españoles, que por algo el extremeño no ha
pedido nunca autonomías ni estatutos segregadores. Por ser muy