Algunos rasgos del hombre extremeño - Paseo Virtual por ...

PEDRO CABA
Mérida, pródigo en restos de las dos civilizaciones aludidas, faltan
casi por completo los de la islámica, si prescindimos de la alca-
zaba. (Tomo V, pág. 379 de la Historia de España, de Calpe.) Sin
duda, el influjo político-cultural y militar de Al-Andalus es tam-
bién patente en el habla, en las costumbres, en el indumento, en
las edificaciones de la provincia de Cáceres, sobre todo desde la
capital hacia el Sur, pero nunca tuvo el auge, el poderío y el sig-
nificado que tuvo la provincia de Badajoz.
La historia de Mérida empieza con una leyenda, la de una
reina de ese mismo nombre que dió el suyo a la ciudad. No pasa
de ser otra cosa que leyenda mítica, de origen quizás griego, a
juzgar por los nombres de personas que figuran en la misma. La
historia documentada y cierta de Mérida musulmana va unida a
los Benimeruanes. Codera, el abuelo maestro de los arabistas espa-
ñoles, hizo un estudio acabado de ellos en un libro de ese mismo
título. Y Lévi-Provencal, en sus Inscripciones árabes d'Espagne, hace
arrancar su estudio desde que en 713 fué Mérida tomada por los
musulmanes, cuando Musa ben Nusayr, el -moro Muza», decide
buscar en la toma de esta ciudad los restos del ejército de don
Rodrigo, encontrando resistencia más fuerte de la que esperaba.
Recordemos entre los Benimeruanes a Ibn Marwuan al Chilliqi,
precisamente descendiente de un especialista de incursiones con-
tra la Marca Hispánica, Abu Marwan'Ubayd Allah, hijo de Abd
Allah al Balansí, que llegó a poner sitio a Barcelona y Gerona. A
ese Ibn Marwan cal Chilliqí., le suelen denominar los historiado-
res musulmanes lbn Marwen, por considerarle el más representa-
tivo de toda la dinastía familiar, que no fué escasa, pero el pueblo
le denominaba por su mote o cognomen -el Chilliqí», es decir,
«el hijo del gallego», por ser todos ellos descendientes de una
familia de Galicia. Su padre, gobernador de Mérida, representando
al emir Abderramán II, que fué asesinado en 828, en una revuelta
y tal vez a manos de sus enemigos los partidarios de Ibn Takit.
Hubo rebeliones de tal importancia y gravedad que en 835
hubo de ser reedificada, según lápida con inscripción árabe que
se halla en el Museo Arqueológico de la ciudad. Se rebeló «el
hijo del Gallego- contra el rey Omeya, y éste lo sometió y obligó
a residir en Córdoba, -incorporado al ejército». Pero «el Chilliqí»
retornó más tarde a Mérida, o mejor al castillo de Alange, donde