MORIR LO IMPRESCINDIBLE - Poemaria
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lo que es bien conservado y bien perdido.<br />
Es tiempo la hidalguía de la rosa<br />
que reina en el jardín un corto día,<br />
tiene un cielo fugaz de mariposa<br />
y un largo invierno de melancolía.<br />
Es largo tiempo la ilusión buscada,<br />
que cuanto más se busca más se aleja<br />
a la vuelta de cada encrucijada,<br />
y es tiempo esta certeza de la queja<br />
que contra el tiempo ya no puede nada<br />
más que mirar la nada que nos deja.<br />
RASTREO<br />
Soy dueña de un dolor que desconozco.<br />
Yo sé que es un dolor y que es el mío,<br />
porque el espejo me devuelve hastío<br />
y hay brumas en el lago de mis ojos.<br />
Es lejano y antiguo como el rostro<br />
de la piedra agrietada en las montañas.<br />
Con olvidos y máscaras extrañas<br />
disfraza las imágenes que evoco.<br />
Yo rastreo las huellas de mis sueños<br />
limpiándome los ojos empañados<br />
que no me dejan ver cuando despierto.<br />
Pero el dolor se oculta en mi garganta,<br />
y en vez de hacerse llanto descubierto<br />
se me vuelve torrente de palabras.<br />
QUE IMPORTA SI ANOCHECE<br />
(1980)<br />
Ester de Izaguirre con Octavio Paz<br />
PRÓ<strong>LO</strong>GO<br />
Hay libros destinados a reflejar con diáfano fluir una intimidad; se podrá decir que todos<br />
los libros aspiran a reflejarla –y que de algún modo lo hacen– pues la palabra siempre deja<br />
filtrar el repliegue, el sesgo del espíritu que la crea. No nos engañemos; hay casos que<br />
podrán admitir el odioso yo –Pascal mediante– o emboscarse en la tercera persona para<br />
ocultar, más o menos eficazmente, a la primera, pero sólo dan una imagen desconocida del<br />
ser que los ha creado. Nada más alejado de esta apreciación que el libro de Ester de<br />
Izaguirre. Qué importa si anochece tiene el aire tranquilo y sereno de una confidencia,<br />
articulada con la precisión melodiosa de una pieza de cámara. Las emociones del oficio de<br />
vivir –Pavese algo sabía de ello– pasan, por su registro estremecido, melancólico hasta<br />
doliente pero que tiene la fortaleza de que se ve vivir en plena conciencia, que no se engaña<br />
sobre la ríspida naturaleza de ciertas cosas y que aspira, sobre todo, a cristalizar en el<br />
prisma del canto, la multiplicidad del color de la existencia, porque en ella, el poema es<br />
unidad de vida, es la consubstanciación, la medalla grabada con los años, con el<br />
atesoramiento de muchas horas y con la ardida, vibrante experiencia que integra,