La luna dormida - Foro de Literatura
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<strong>La</strong> Luna <strong>dormida</strong> Enric Herce Escarrà<br />
«Caen a pares, chaval».<br />
«Ya será menos», respondió él. No podía reprocharle que lo hubiera<br />
tomado por una fanfarronada. <strong>La</strong> verdad es que todavía no me lo creía ni<br />
yo.<br />
«Mañana tienes la biopsia ¿no?»<br />
«Sí, mañana por la mañana, pero no te llamaba por eso. ¿Te acuerdas<br />
<strong>de</strong> aquella interferencia en el vi<strong>de</strong>o <strong>de</strong> Senegal?»<br />
«Sí, claro».<br />
«¿No recordarás la palabra que se repetía, verdad? Merche no se<br />
acuerda y a mí me suena algo así como «Tega» o «Taga» pero no estoy<br />
seguro».<br />
«Taage», respondí con una seguridad que me sorprendió incluso a mí.<br />
<strong>La</strong> memoria no era mi fuerte.<br />
«¡Exacto! Jo<strong>de</strong>r, llevo <strong>de</strong>s<strong>de</strong> ayer por la noche dándole vueltas».<br />
«¿Pero y a ti qué te ha dado ahora con eso?»<br />
«Tengo que llamar a nuestro guía senegalés, Sadibou, para comentarle<br />
un par <strong>de</strong> cosas y ya <strong>de</strong> paso he pensado en preguntarle acerca <strong>de</strong> esa<br />
palabra».<br />
«Menudas preocupaciones tienes tú ahora. Se nota que estamos <strong>de</strong><br />
vacaciones, eh?»<br />
«Así no pienso en lo <strong>de</strong> mañana».<br />
«Ya verás como todo sale bien. En menos que canta un gallo tenéis la<br />
casa llena <strong>de</strong> Ricarditos y Merchitas».<br />
«Ojalá… ¿cómo?... ¡Ah!... Merche dice que aproveches para hacer todas<br />
las gamberradas que se te ocurran y las que no…».<br />
«Estoy en ello, podéis creerme».<br />
«Perfecto. Te llamo en cuanto sepa algo».<br />
Llamé a Jorge pero me saltaba el buzón <strong>de</strong> voz.<br />
Cuando Teresa y Nerea se levantaron yo ya había preparado el<br />
almuerzo. Aunque el éxito fue escaso: ninguna <strong>de</strong> las dos tenía estómago<br />
para ingerir nada.<br />
«¿Sabes dón<strong>de</strong> está Jorge?», le pregunté a Nerea.<br />
«No lo sé», respondió ella acariciándose las sienes con los ojos cerrados.<br />
«¿No tendrás un Gelocatil, verdad?»<br />
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