La luna dormida - Foro de Literatura
La luna dormida - Foro de Literatura
La luna dormida - Foro de Literatura
Create successful ePaper yourself
Turn your PDF publications into a flip-book with our unique Google optimized e-Paper software.
<strong>La</strong> Luna <strong>dormida</strong> Enric Herce Escarrà<br />
llamar dos veces a un cerrajero para po<strong>de</strong>r entrar en mi propia casa, opté<br />
por <strong>de</strong>jarles una copia por si volvía a <strong>de</strong>jarme las llaves <strong>de</strong>ntro. Ellos<br />
hicieron lo mismo por aquello <strong>de</strong> regarles las plantas cuando estuvieran <strong>de</strong><br />
vacaciones y por si surgía algún imprevisto, aunque en realidad creo que<br />
me la dieron por aquello <strong>de</strong>l quid pro quo y que yo no me sintiera mal.<br />
Llamé repetidamente a la puerta. No obtuve respuesta. Escuché pero no<br />
percibí ruido ni movimiento alguno en el interior. Abrí la puerta.<br />
«¿Ricky? ¿Ricky? ¿Hay alguien? ¿Merche?»<br />
Fui hasta el comedor. <strong>La</strong> mesa estaba todavía por recoger tal cual la<br />
habíamos <strong>de</strong>jado la noche anterior. Sobre la mesa <strong>de</strong> centro todavía se<br />
encontraban las tres copas y la botella <strong>de</strong> cava vacía. <strong>La</strong> tele estaba<br />
encendida pero solo mostraba un fondo azul eléctrico. Vi que estaba<br />
conectada mediante un cable a la cámara <strong>de</strong> vi<strong>de</strong>o que seguía sobre el<br />
trípo<strong>de</strong>. Ricky <strong>de</strong>bía <strong>de</strong> estar editando la película <strong>de</strong> anoche.<br />
«¿Ricky? ¿Merche? ¿Estáis ahí?»<br />
Salí <strong>de</strong>l comedor y recorrí el pasillo en dirección a las habitaciones. Pu<strong>de</strong><br />
escuchar ruido <strong>de</strong> agua proveniente <strong>de</strong>l dormitorio.<br />
«¿Estáis bien? ¿Hola? Ri…»<br />
<strong>La</strong>s palabras murieron en mi boca. No podía respirar. Me faltaba el aire<br />
tal y como si una mano me atenazara la tráquea, asfixiándome. Ni siquiera<br />
pu<strong>de</strong> gritar. Ante el espectáculo que me esperaba en el dormitorio solo fui<br />
capaz <strong>de</strong> emitir un patético gorgoteo. Merche yacía en el centro <strong>de</strong> la cama<br />
<strong>de</strong> matrimonio, sobre un charco <strong>de</strong> sangre que dibujaba una rosa <strong>de</strong><br />
macabra belleza en las sábanas, con el vientre cosido a cuchilladas. Sus<br />
ojos azules miraban en mi dirección con una expresión <strong>de</strong> sorpresa<br />
congelada, como pidiéndome algún tipo <strong>de</strong> respuesta con la mirada. Me<br />
<strong>de</strong>splomé. Asaltadas por un temblor incontrolable mis piernas se negaban a<br />
sostenerme. A cada segundo que pasaba respiraba con mayor dificultad y la<br />
vista se me enturbiaba. Apoyé ambas manos sobre el parquet e intenté<br />
ralentizar mi respiración. Una y otra vez inspiré hasta llenar mis pulmones<br />
para solo entonces soltar el aire muy lentamente. Mantuve en todo<br />
momento la mirada clavada en el suelo, intentado ignorar el cadáver<br />
<strong>de</strong>sma<strong>de</strong>jado <strong>de</strong> Merche y <strong>de</strong>jando que lágrimas <strong>de</strong> puro horror me<br />
empaparan el rostro. No sé cuanto tiempo estuve postrado junto a la cama.<br />
Finalmente pu<strong>de</strong> levantarme. <strong>La</strong> puerta <strong>de</strong>l baño <strong>de</strong>l dormitorio estaba<br />
60