Revista Idealismo 80 Aniversario - Sociedad Espiritismo Verdadero
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dar, de ofrecer, recibir, todo lo cual se conecta y enriquece, con LA<br />
ALEGRíA DE VIVIR.<br />
RECIBIMOS MÁS DE LO QUE DAMOS<br />
Recibimos más de lo que damos porque cada persona, en su<br />
aporte individual solidario, es un instrumento de apoyo pero también<br />
de concreción de su propia realización. También, cuando se<br />
trabaja para los demás con disposición sana, con alegría y entusiasmo,<br />
el ser recibe una acción espiritual especial. No estamos<br />
solos, estamos apoyados por un sinnúmero de seres espirituales<br />
de distintos órdenes que colaboran y aportan, amparándonos los<br />
más elevados, aprendiendo otros desde el mundo espiritual las experiencias<br />
que transmitimos al educar. Todos siendo parte armoniosamente<br />
de la Ley de Misericordia Divina, que brinda con sus<br />
infinitos recursos, las oportunidades de progreso una y otra vez, a<br />
unos y otros, en las que a veces somos instrumentos solidarios, o<br />
cuando en otras ocasiones, nos promovemos gracias a ellas para<br />
sobreponernos a nuestras flaquezas.<br />
LA HUMILDAD Y EL SACRIFICIO DE LOS CIMIENTOS DE LA OBRA<br />
Porqué pensamos una obra que no sea grande por dar mucho, sino<br />
por tener muchos que dan...<br />
La obra de acción solidaria no es grande si da mucho, lo es si hay<br />
muchos que dan. Si concebimos al hombre como un espíritu en<br />
constante progreso, con necesidades de autorrealización y evolución<br />
a partir de su libre albedrío, esa realización personal necesariamente<br />
debe ser pensada desde lo social, es decir, en su<br />
convivencia con otros como único medio de superación personal<br />
y colectiva.<br />
Haciendo un poco de historia sabemos que quienes nos precedieron,<br />
comprendieron que había seres más necesitados que ellos<br />
y que se hacía necesario ayudarlos con el fin de mejorar su calidad<br />
de vida. Es así como a partir del año 1930 las actividades de servicio<br />
tuvieron su inicio en forma organizada<br />
Aquellas mujeres fundadoras entendieron que, a pesar de que la<br />
propia situación de vida era de muchas carencias materiales debían<br />
dar y que de ese modo a través de la caridad, estarían cumpliendo<br />
con la Ley de Amor. Atendían las necesidades materiales<br />
pero con la intención además de llegar a las necesidades del espíritu.<br />
Así organizaron aquellas primeras acciones solidarias que consistían<br />
en la confección de ropa, visita a enfermos, organización de<br />
sencillas charlas educativas, entrega de alimentos, etc.<br />
La preocupación por los sectores más desprotegidos, que viven en<br />
situación de marginalidad social, con carencias de todo tipo, sigue<br />
constituyendo desde aquellos años hasta el presente, el motivo de<br />
nuestro accionar solidario institucional.<br />
El crecimiento de la institución junto a los vertiginosos cambios<br />
sociales hizo necesario que la obra se modelara para adaptarse a las<br />
necesidades que nuestros destinatarios y la sociedad reclaman.<br />
Con este propósito a partir del año 1993 nuestra obra social se organiza<br />
como Fundación.<br />
En la actualidad, la Fundación Progresar desarrolla su trabajo a través<br />
de diferentes departamentos que brindan atención a los sectores<br />
en condiciones de vulnerabilidad social, abarcando a la mamá<br />
desde el embarazo , a los niños, adolescentes y adultos.<br />
Deseamos compartir unas palabras expresadas por Juan Car, presidente<br />
de la Red Solidaria Argentina, ONG surgida con notable expansión<br />
en los últimos años de crisis social en nuestro país, sin<br />
<strong>Idealismo</strong> <strong>80</strong> aniversario - página 2<br />
identidad religiosa ni política, con un rol preponderante en el ejemplo<br />
de la acción desinteresada y la promoción de los valores morales<br />
para gestar un auténtico cambio de conciencia en la población:<br />
“(…) la solidaridad es un sentimiento que nos mueve a responder<br />
a las necesidades de otros. Puede uno sentir una emoción pasajera<br />
que sólo dure un instante. Otras veces, puede permanecer, arraigarse<br />
dentro nuestro y por lo tanto convertirse en un compromiso,<br />
es decir en una forma de vida. Si logramos esto, que el sentimiento<br />
perdure, nuestra mirada hacia los más desprotegidos entonces se<br />
mantendrá en el tiempo. Si intentamos un cambio profundo dentro<br />
de nosotros, elaborado y construido a partir de la educación,<br />
será posible entonces una nueva cultura solidaria (…)”.<br />
Esta nueva cultura solidaria o como otros denominan, una revolución<br />
en las conciencias, se deberá asentar en la humanización de<br />
las relaciones entre los hombres, donde la solidaridad y el compromiso<br />
ético deben ser los ejes fundamentales. Conforma todo<br />
ello nuestro capital social, una materia prima que ha comenzado<br />
a tomar fuerza no sólo en nuestro país sino en el mundo, con movimientos<br />
de todo tipo que bregan por la paz, la mejor distribución<br />
de la riqueza, el respeto por los derechos humanos, el cuidado<br />
del medio ambiente y de los recursos naturales esenciales para el<br />
desarrollo de la vida en el planeta.<br />
Podemos nosotros desde nuestra filosofía espiritualista agregar<br />
que los cambios que anhelamos se darán en la medida en que<br />
cada uno tome conciencia de la responsabilidad y del compromiso<br />
evolutivo que tenemos en esta existencia.<br />
Como seres comprometidos con ideales debemos asumir desde lo<br />
individual y colectivo, una postura activa y responsable que nos movilice<br />
a continuar trabajando, con la esperanza de que nuestras acciones<br />
juntas puedan convertirse en una inmensa cadena solidaria.