Revista Idealismo 80 Aniversario - Sociedad Espiritismo Verdadero
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Ese salón fue concurrido por muchas personas, algunas venían de<br />
afuera, de la <strong>Sociedad</strong> de Santa Fe por ejemplo, y ellos traían una<br />
buena porción de comida para no generarnos ningún gasto. Cómo<br />
seríamos de pobres! Algunos de los que recuerdo que llegaban eran<br />
Rosetti , Miravete, Sbodio…<br />
Eran todas personas muy solidarias, generosas y amables, traían la<br />
comida y luego hacían las reuniones con el Conjunto de aquí, como se<br />
hace ahora algunas veces.<br />
-Tus inicios en la obra solidaria fueron de la mano de tu mamá,<br />
Doña Josefa Soriano de Culzoni ¿qué recordás de aquellos tiempos?<br />
Alrededor de 1931 fue que mamá, las tías y<br />
otras señoras comenzaron a ayudar a gente<br />
que lo necesitaba más que nosotros, y eso que<br />
nosotros también éramos pobres.<br />
Me acuerdo como si fuera hoy que la veía a<br />
mamá y yo pensaba:¡Qué sacrificio,! Ahí estaba ella, sentada con esas<br />
mujeres que venían a pedir, vestidas de igual manera que mamá que<br />
era pobre también , y ella les aconsejaba, les hablaba, trataba de ayudarlas<br />
en lo que podía. Las tías colaboraban en todo sentido, aportaban<br />
cada una algo de mercadería, con lo que tenían o podían.<br />
Nosotros éramos pequeños y las acompañábamos, eso era algo natural:<br />
el que tenía que ir iba, sin desconformarse, al contrario. A veces,<br />
nos quedábamos a cuidar a los otros hermanos, eran familias numerosas<br />
y había mucho para ayudar y hacer.<br />
-¿Cuál era la actitud de los que recibían?¿Qué percibías en esas<br />
visitas que realizaban?<br />
La actitud era de agradecimiento. Todavía ahora hay algunas que son<br />
de aquella época. A veces, tengo ganas de ir a verlas. Esas mujeres que<br />
algunas veces las han homenajeado y uno termina queriéndolas porque<br />
te hablan tanto de sus penas, de sus amarguras , que entonces le<br />
tomás afecto y las recordás con cariño.<br />
Y así fue creciendo Damas de Beneficencia, con el esfuerzo, el cariño y<br />
la ayuda de más personas que fueron llegando: Doña Juana, María de<br />
Molfino y otras.<br />
-¿Era difícil la tarea por aquellos tiempos? ¿Había muchos prejuicios?<br />
Sí, por supuesto. Un ejemplo: en las Sesiones de Martes había muchísima<br />
gente, el salón estaba completo siempre, pero había bastante<br />
gente humilde y muchos dejaron de ir. Mi papá<br />
era el orador más frecuente de aquellas charlas.<br />
No sé si era un buen orador pero hablaba<br />
con firmeza y claridad. Le siguieron Guzmán y<br />
otras personas, pero papá era el que más hablaba.<br />
Los recuerdos trasladan el relato a sus experiencias<br />
personales, aquellas que tienen que<br />
ver con Don Francisco, aquel joven de 25<br />
años con el que se puso de novia teniendo ella 18 años, para casarse<br />
tres años más tarde…<br />
Francisco venía al principio, a la charla de los Martes solamente, pero<br />
cuando falleció la mamá, este hecho lo impactó mucho y entonces,<br />
empezó a ir a las sesiones.<br />
A mis nietos trato de inculcarles<br />
que actúen con el corazón, que<br />
hagan lo que sienten.<br />
El conocimiento de la vida espiritual<br />
siempre lo sintió como una verdad<br />
incuestionable y siempre, tal<br />
vez hoy más que nunca, le otorga<br />
tranquilidad y conanza.<br />
<strong>Idealismo</strong> <strong>80</strong> aniversario - página 29<br />
Recuerdo una vez que lo acompañé a un Congreso en Mar del Plata.<br />
Me llamó la atención ver a una señora que venía de Colombia y que<br />
iba a asistir al Congreso , que había viajado en el avión en zapatillas!<br />
Entonces, la llevé a una zapatería y le compré un par de zapatos.<br />
-Tu paso por la educación dejó tus huellas en la Escuelita Espírita.¿Qué<br />
te provoca este recuerdo?<br />
Estuve en la Escuelita Espírita y fue algo que me hizo bien, que yo necesitaba<br />
para mi crecimiento, para mi vida.. Dí clases como maestra<br />
aunque creo que no habré sido una gran maestra pero lo hice con cariño<br />
y fue una actividad que me gustó. Luego fui Asesora Moral de la<br />
escuelita y cuando cumplí los 70 años me alejé.<br />
-Si transportaras tu mirada hacia atrás, a<br />
modo de balance, ¿qué cosas hubieras<br />
cambiado?<br />
A mí me parece que en Damas hubiera sido<br />
más generosa en todo sentido, tanto en lo que<br />
decía como en lo que daba. Creo que podríamos haber hecho mucho<br />
más todavía. ¡Había tantas mujeres y tantas necesidades! Todas las<br />
que ayudaban eran muy guapas y muy buenas y las que asistían también,<br />
muy afectuosas y trabajadoras.<br />
-Qué aspectos reconocés que fueron tu fuerza y que dejás para<br />
tus nietos, para tus afectos<br />
Principalmente, a mis nietos les hablo y trato de inculcarles de alguna<br />
forma, que actúen siempre correctamente. Antes de tomar una decisión<br />
, no usen la cabeza , sino el corazón, que hagan las cosas como<br />
las sienten, y así van a proceder bien.<br />
Formamos una linda familia con mis hijos: Gloria, Liliana, Noemí y Ricardo<br />
y mis doce nietos, algunos están más cerca y hablamos siempre,<br />
me visitan y son muy afectuosos, y otros, (los hijos de Ricardo y Noemí),<br />
viven un poco más lejos , pero me llaman por teléfono y se preocupan<br />
por mí.<br />
La voz se emociona cuando habla de sus afectos, esos seres<br />
que la acompañan en sus 89 años de vida, esos seres que la<br />
cuidan , la atienden con cariño, se fortifican con su abrazo, se<br />
enternecen con sus recuerdos.<br />
Como ella lo expresa , enredado en los hilos que la memoria<br />
trata de deshilvanar, a esta altura la vida la invita a reflexionar<br />
y a decir: “acá estuve bien, acá fallé”. El conocimiento de la<br />
vida espiritual siempre lo sintió como una verdad incuestionable<br />
y siempre, tal vez hoy más que nunca, le otorga tranquilidad<br />
y confianza.<br />
La charla amena y distendida llegaba a su<br />
fin. Nos despedimos con la calidez y la<br />
emoción envuelta en palabras de agradecimiento.<br />
Afuera, nuevamente la tarde nos aguardaba<br />
para deslumbrarnos con la plenitud<br />
de su paisaje y nos traía a la memoria, las<br />
palabras de la Tía Doria, con su sencillez y su simpleza. Palabras<br />
simples sí, pero que daban cuenta de su lucidez, de su<br />
aceptación de la vida a pesar de algunas limitaciones físicas.<br />
Irradiaban esa alegría de vivir que enaltece al espíritu y sirve<br />
como ejemplo en el cual mirarnos: un ejemplo de vida.