crónica de la guardia civil - orden y ley asoc. duque de ahumada de ...

62 Orden y Ley Guardia Civil
TERRORISMO, EL ROSTRO DE ETA
proceder de la banda terrorista,
pero quién estaba seguro: nadie.
Escasos días antes, la Guardia
Civil les había aprehendido más
de 500 kilos de explosivos camino
de la capital. Jurgen Storbeck,
director de Europol, se
adelantó a señalar que los hechos
no respondían al modo
hasta ahora adoptado por ETA.
En la primera comparecencia de
la mañana, Juan José Ibarretxe,
seriamente afectado por los
eventos, no encontraba palabras
para describir a los autores de la
masacre, pero en sus palabras se
traslucía una primera acusación
hacia los etarras. Incluso el entonces
Ministro de Interior, Ángel
Acebes, así como el Presidente
en funciones, José María
Aznar, no descartaron tal opción
hasta que las pruebas fueron demasiado
evidentes.
Quizás nunca sabremos si las
elecciones se decidieron en aquel
momento de debate sobre la autoría
de los atentados, pero lo
que sí es seguro es que la descoordinación
que en un primer
momento se vivió en los círculos
políticos y del poder afectó de alguna
manera al resultado electoral.
Los rumores se esparcieron
más rápido que el aire y pocas
horas después todos los españoles
se preguntaban quiénes eran
los culpables o más bien quiénes
deberían ser para que el Gobierno
saliera lo menos dañado posible.
Personalmente, este tipo de
preguntas no caben en un momento
en el que por encima de
elecciones, partidos y demás está
la vida de cientos de personas,
sean de la nacionalidad que sea y
sean del partido que sean. Lo que
sí es seguro es que la supuesta
manipulación que por parte del
Gobierno de Aznar pudo hacerse
en los primeros momentos de los
atentados quedará grabada en la
historia de la política y de la democracia.
Para evitar especulaciones
el entonces Gobierno del
PP sacó a la luz todos los papeles
relacionados con el 11M con el
fin de demostrar que Ángel Acebes
no ocultó en ningún momento
datos algunos sobre autoría,
causas y efectos. A día de hoy,
las investigaciones continúan.
Cierto es que la fecha elegida
por los terroristas estuvo bien
calculada ya que deseaban golpear
directamente al Partido
Popular, auténtico promotor
del envío de tropas españolas a
Irak. Como si de una película se
tratara, una voz llamó a Telemadrid
para avisar de la colocación
de una cinta de VHS en una papelera
cercana a la mezquita de
la M30. En ella, el que se decía
representante de Al Qaeda en
Europa confesaba la autoría de
los hechos y preguntaba al entonces
Presidente si su aliado
Estados Unidos estaba allí para
ayudarle. En aquel momento,
cuando se confirmó la existencia
de radicales entre nosotros,
fue cuando los españoles contrarios
a la Guerra en Irak volvieron
a recordar al Gobierno
que hacía un año salieron a la
calle para exigir el no envío de
tropas. Sin embargo, aún con
España en Irak, la masacre de
Atocha, El Pozo y Santa Eugenia
no tenía nombre. Ciudadanos
normales: trabajadores, padres
de familia, niños… personas
que viajaban en tren pagaron
con su vida una decisión
que seguro muchos rechazaron.
No pretendo en estas líneas
volver a recordarles fechas, cifras
y sucesos porque de todas
ellas tenemos la cabeza llena.
Ediciones especiales de los
principales periódicos y cade-