crónica de la guardia civil - orden y ley asoc. duque de ahumada de ...

nas de televisión y radio de todo
el mundo se ocuparon ya de
mantenernos informados acerca
del trágico balance que arrojaban
los atentados. Son imágenes
las que han quedado en
nuestras cabezas: trenes partidos,
amasijos de acero, escenas
dantescas que no hay que olvidar,
pero que tampoco nos conviene
revivir una y otra vez. Lo
que sí debemos guardar y muy
bien son las escenas de apoyo,
las largas filas en la Puerta del
Sol para donar sangre, los cientos
de voluntarios que acudieron
a la improvisada morgue de
Ifema para ayudar a los que sólo
querían encontrar a sus familiares
o amigos, las flores, las
velas que por miles se acumulaban
en torno a las estaciones
y, por supuesto, los millones de
personas que al día siguiente
–y por petición del Gobierno y
de todos los partidos– salieron
a las calles a gritar “No al terrorismo”.
Fueron aquellos
momentos de intensa emoción,
en los que todos nos acordamos
de conocidos que cogían
el tren o vivían por la zona. Son
esos detalles tan simples, pero
al tiempo tan humanos que hemos
de guardar porque nos demuestran
quiénes somos, aunque
nos golpeen.
Nunca Madrid y España en
general habían ocupado tanto
espacio en la Prensa internacional.
Cada ciudadano de cualquier
parte del mundo se sintió
un poco madrileño aquel día; si
bien, la lista de fallecidos nos
mostró cómo el atentado había
tocado a más países de los que
podíamos imaginar: 16 nacionalidades
diferentes, desde Polonia
hasta Colombia. El hecho
de la posible existencia de sin
papeles dificultó las labores de
reconocimiento de cadáveres y
se instó a los familiares a acudir
porque nadie, absolutamente
nadie, les reprocharía tal trámite
administrativo. El Consejo de
Ministros adoptó al día siguiente
una serie de medidas extraordinarias
como la regulación de
todos los afectados, conceder la
nacionalidad española a las víctimas
y a sus familiares directos
por “carta de naturaleza”, destinar
140 millones de euros del
“fondo de contingencia” para
ayudar a las víctimas así como
reforzar la Oficina de Atención
al Ciudadano y de Asistencia a
las Víctimas del Terrorismo.
Comparecencias y
declaraciones
A hechos como éste se unieron
las declaraciones de los candidatos
a unas elecciones presidenciales
cortadas de antemano
por la fuerza. Mariano Rajoy, apesadumbrado,
anunció el fin de la
campaña electoral y declaraba:
“Son momentos para dejar a un
lado todas las diferencias y unir
las voluntades de todos los españoles,
unidos con las víctimas y
unidos con sus familias. José María
Aznar, a las pocas horas de las
explosiones, compareció en La
Moncloa para afirmar que habían
matado a muchas personas por el
simple hecho de ser españolas y
enunciaba las siguientes palabras,
que ocuparon las portadas
del día siguiente: “Cumplirán íntegramente
sus condenas y no
tendrán otro horizonte que el de
ver amanecer todos los días entre
los muros de prisión. No vamos
a cambiar de régimen ni porque
los terroristas maten ni para que
dejen de matar”.
Orden y Ley Guardia Civil 63