SALMOS - iglesia bautista getsemani de montreal
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<strong>de</strong>sean consuelo verda<strong>de</strong>ro, y felicidad eterna en el más allá. Serán muy felices los que se inician<br />
temprano en el servicio <strong>de</strong> tan buen Amo. —Todos <strong>de</strong>sean ser felices. Con seguridad esto <strong>de</strong>be<br />
mirar más allá <strong>de</strong>l mundo presente; porque la vida <strong>de</strong>l hombre en la tierra es <strong>de</strong> unos pocos días,<br />
y llenos <strong>de</strong> tribulaciones. ¿Qué hombre es el que verá lo bueno <strong>de</strong> allá don<strong>de</strong> toda<br />
bienaventuranza es perfecta? ¡Ay! Pocos son los que tienen este bien en sus pensamientos. —La<br />
religión que promete lo mejor es la que hace velar sobre el corazón y la lengua. No basta con no<br />
herir, <strong>de</strong>bemos estudiar como ser útiles y vivir para algún propósito; tenemos que buscar la paz y<br />
seguirla; estar dispuestos a negarnos a nosotros mismos en gran medida en aras <strong>de</strong> la paz. —<br />
Costumbre constante <strong>de</strong> los verda<strong>de</strong>ros creyentes es clamar a Dios cuando están en dificulta<strong>de</strong>s,<br />
y su consuelo constante es que Él los oye. Los justos son humillados por el pecado y son poca<br />
cosa ante sus propios ojos. Nada es más necesario para la verda<strong>de</strong>ra santidad que el corazón<br />
contrito, quebrantado <strong>de</strong> toda confianza en sí mismo. En ese suelo florecerá toda gracia y nada<br />
pue<strong>de</strong> animar más a alguien así, que la gracia rica y libre <strong>de</strong>l evangelio <strong>de</strong> Jesucristo. —Los<br />
justos son puestos bajo la protección especial <strong>de</strong>l Señor, aunque tienen su cuota <strong>de</strong> cruces en este<br />
mundo y hay quienes los odian. De la misericordia <strong>de</strong>l Cielo y <strong>de</strong> la maldad <strong>de</strong>l infierno, las<br />
aflicciones <strong>de</strong>l justo <strong>de</strong>ben ser muchas. Pero cualesquiera sean las tribulaciones que les<br />
sobrevengan, no herirán su alma, porque Dios los resguarda para que no pequen cuando están<br />
afligidos. Ningún hombre está <strong>de</strong>solado sino aquel al cual Dios ha abandonado.<br />
SALMO XXXV<br />
Versículos 1—10. David ora por seguridad. 11—16. Se lamenta <strong>de</strong> sus enemigos. 17—28.<br />
Clama a Dios para que lo sostenga.<br />
Vv. 1—10. No es cosa nueva que los hombres más justos, y la causa más justa, encuentren<br />
enemigos. Esto es fruto <strong>de</strong> la vieja enemistad <strong>de</strong> la <strong>de</strong>scen<strong>de</strong>ncia <strong>de</strong> la serpiente contra la<br />
simiente <strong>de</strong> la mujer. David en sus aflicciones, Cristo en sus sufrimientos, la <strong>iglesia</strong> bajo<br />
persecución, y el cristiano en la hora <strong>de</strong> la tentación, todos ruegan al Todopo<strong>de</strong>roso que se<br />
presente a favor <strong>de</strong> ellos y reivindique su causa. Tenemos la ten<strong>de</strong>ncia a justificar la<br />
intranquilidad por las injurias que nos infligen los hombres, pensando que no hemos dado<br />
motivos para que nos traten mal; pero esto <strong>de</strong>biera darnos tranquilidad, porque entonces<br />
po<strong>de</strong>mos esperar con mayor razón que Dios <strong>de</strong>fienda nuestra causa. —David oró a Dios que se<br />
manifestara en su tribulación. Déjame tener consuelo interior en medio <strong>de</strong> todos los trastornos<br />
exteriores para sostener mi alma. Si Dios, por su Espíritu, atestigua a nuestros espíritus que Él es<br />
nuestra salvación, no tenemos que <strong>de</strong>sear más para hacernos felices. Si Dios es nuestro Amigo,<br />
no importa quien sea nuestro enemigo. —Por el Espíritu <strong>de</strong> profecía, David predice los justos<br />
juicios <strong>de</strong> Dios que, por su gran maldad, sobrevendrán a sus enemigos. Estas son predicciones,<br />
miran al futuro, y muestran la con<strong>de</strong>nación <strong>de</strong> los enemigos <strong>de</strong> Cristo y <strong>de</strong> su reino. No <strong>de</strong>bemos<br />
<strong>de</strong>sear ni pedir la ruina <strong>de</strong> ningún enemigo, salvo nuestras lujurias y los malos espíritus que<br />
quieren nuestra <strong>de</strong>strucción. —Un viajero sorprendido por la noche en un camino malo es<br />
expresiva señal <strong>de</strong>l pecador que camina en las sendas peligrosas y resbaladizas <strong>de</strong> la tentación.<br />
Pero David, habiendo encomendado su causa a Dios, no dudó <strong>de</strong> su propia liberación. —Los<br />
huesos son las partes más fuertes <strong>de</strong>l cuerpo. Aquí el salmista se propone servir y glorificar a<br />
Dios con toda su fuerza. Si tal lenguaje pue<strong>de</strong> aplicarse a la salvación exterior, ¡cuánto más se<br />
aplicará a las cosas celestiales en Cristo Jesús!