SALMOS - iglesia bautista getsemani de montreal
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Vv. 1—3. El creyente activo, mientras más es abatido por Dios, ya sea por las reprensiones <strong>de</strong> la<br />
provi<strong>de</strong>ncia o los reproches <strong>de</strong> sus enemigos, tomará una postura más firme y se unirá más<br />
estrechamente con Él. El hijo <strong>de</strong> Dios se sobresalta ante la sola i<strong>de</strong>a <strong>de</strong> per<strong>de</strong>r la esperanza <strong>de</strong><br />
tener ayuda en Dios. Véase qué es Dios para su pueblo, lo que será, lo que hallamos en Él, lo que<br />
David encontró en Él. —1. Seguridad: un escudo para mí; lo cual <strong>de</strong>nota la ventaja <strong>de</strong> esa<br />
protección. —2. Honra; a quienes Dios reconoce como suyos, tienen verda<strong>de</strong>ra honra sobre ellos.<br />
—3. Gozo y liberación. Si el pueblo <strong>de</strong> Dios levanta su cabeza con gozo en el peor <strong>de</strong> los<br />
momentos, sabiendo que todo les ayudará a bien, reconocerán a Dios como Quien les da motivo<br />
y corazón para regocijarse.<br />
Vv. 4—8. Los cuidados y la tristeza nos hacen bien, cuando nos llevan a orar fervorosamente<br />
a Dios. David siempre halló que Dios estaba dispuesto a respon<strong>de</strong>r sus oraciones. Nada pue<strong>de</strong><br />
poner una separación entre las comunicaciones <strong>de</strong> la gracia <strong>de</strong> Dios a nosotros, y la obra <strong>de</strong> su<br />
gracia en nosotros; entre su favor y nuestra fe. Siempre había estado a salvo bajo la protección<br />
divina. Esto se aplica a las misericordias comunes <strong>de</strong> cada noche, por las cuales damos gracias<br />
cada mañana. Muchos se acuestan y no pue<strong>de</strong>n dormir por dolor <strong>de</strong>l cuerpo, por angustia mental<br />
o por la alarma continua <strong>de</strong>l terror nocturno. Pero aquí más bien parece que se refiere a la calma<br />
<strong>de</strong>l espíritu <strong>de</strong> David en medio <strong>de</strong>l peligro. El Señor lo puso en paz por su gracia y por las<br />
consolaciones <strong>de</strong> su Espíritu. Gran misericordia es que nuestra mente persevere en Dios cuando<br />
estamos con problemas. —Contemplad al Hijo <strong>de</strong> David que se calma para su reposo sobre la<br />
cruz, ese lecho <strong>de</strong> dolores, encomendando su Espíritu a las manos <strong>de</strong>l Padre con plena confianza<br />
<strong>de</strong> la gozosa resurrección. Contempla esto, oh cristiano: <strong>de</strong>ja que la fe te enseñe a dormir y a<br />
morir; mientras te asegura que así como dormir es una muerte corta, la muerte es sólo un dormir<br />
prolongado; el mismo Dios te cuida en tu lecho y en tu tumba. —La fe <strong>de</strong> David llegó a ser<br />
triunfante. Él empezó el salmo con quejas <strong>de</strong> la fuerza y malicia <strong>de</strong> sus enemigos, pero concluye<br />
regocijándose en el po<strong>de</strong>r y la gracia <strong>de</strong> su Dios y, ahora, ve más con él que contra él. La<br />
salvación pertenece a Jehová; Él tiene po<strong>de</strong>r para salvar aunque el peligro sea inmenso. Todos<br />
los que tienen al Señor como su Dios, están seguros <strong>de</strong> la salvación; porque el que es el Dios <strong>de</strong><br />
ellos es el Dios <strong>de</strong> la salvación.<br />
SALMO IV<br />
Versículos 1—5. Los hijos <strong>de</strong> los hombres son probados y la felicidad <strong>de</strong>l pueblo santo. 6—8. El<br />
favor <strong>de</strong> Dios es felicidad.<br />
Vv. 1—5. Respón<strong>de</strong>me por tu misericordia, es nuestro mejor ruego. El que no pida bendiciones<br />
como el perdón, la justificación y la vida eterna, <strong>de</strong>be perecer por falta <strong>de</strong> ellas. ¡Ay!, que tantos<br />
hagan una <strong>de</strong>cisión tan terrible. El salmista advierte contra el pecado. Guardad con santa<br />
reverencia la gloria y majestad <strong>de</strong> Dios. Vosotros tenéis mucho que <strong>de</strong>cir a vuestros corazones,<br />
habladles, que no os quedáis sin <strong>de</strong>cirlo. Examinaos con seria reflexión; que vuestros<br />
pensamientos se ajusten a lo bueno, y se mantengan cerca <strong>de</strong> eso. Consi<strong>de</strong>rad vuestros caminos y<br />
antes <strong>de</strong> iros a dormir por la noche, examinad vuestra conciencia sobre lo que han hecho en el<br />
día; particularmente lo que hicieron mal, para que os arrepintáis. Cuando os <strong>de</strong>spertéis en la<br />
noche, meditad en Dios y en las cosas que convienen a vuestra paz. Debemos consi<strong>de</strong>rar nuestros<br />
caminos particularmente cuando estamos enfermos. Callad. Cuando hayáis preguntado algo a la<br />
conciencia, quedaos serios, callados, esperad una respuesta. No abráis la boca para excusar el<br />
pecado. Toda la confianza <strong>de</strong>be ponerse en la gracia gratuita <strong>de</strong> Dios, que por la sola fe justifica