SALMOS - iglesia bautista getsemani de montreal
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Sometidos a tales reproches ellos profesan arrepentimiento, pero no fueron sinceros, porque no<br />
fueron constantes. —En la historia <strong>de</strong> Israel tenemos el retrato <strong>de</strong> nuestros propios corazones y<br />
vidas. La paciencia, las advertencias y las misericordias <strong>de</strong> Dios los indujeron a endurecer sus<br />
corazones contra su palabra. La historia <strong>de</strong> los reinos es muy parecida. Los juicios y las<br />
misericordias han recibido poca atención, hasta que se ha completado la medida <strong>de</strong> sus pecados.<br />
Las ventajas superiores no han impedido que las <strong>iglesia</strong>s se aparten <strong>de</strong> los mandamientos <strong>de</strong><br />
Dios. Hasta los creyentes verda<strong>de</strong>ros recuerdan que por muchos años han abusado <strong>de</strong> la bondad<br />
<strong>de</strong> la Provi<strong>de</strong>ncia. Cuando lleguen al cielo, ¡cómo admirarán la paciencia y la misericordia <strong>de</strong>l<br />
Señor al llevarlos a su reino!<br />
Vv. 40—55. Los que reciben la misericordia <strong>de</strong> Dios no osen por ello pecar porque las<br />
misericordias que reciben les agudizarán su castigo; sin embargo, no se <strong>de</strong>sanimen <strong>de</strong><br />
arrepentirse los que se ven sometidos a reproche divino por el pecado. El Santo <strong>de</strong> Israel hará lo<br />
que es mejor para su gloria y lo que es mejor para el bien <strong>de</strong> ellos. El olvidar ellos sus anteriores<br />
favores les llevó a limitar a Dios para el futuro. —Dios hizo que su pueblo siguiera como ovejas;<br />
y los guió al <strong>de</strong>sierto como pastor a su rebaño, con todo cuidado y ternura. Así, pues, el<br />
verda<strong>de</strong>ro Josué, Jesús, saca a su <strong>iglesia</strong> <strong>de</strong>l <strong>de</strong>sierto, pero ningún Canaán terrenal, ninguna<br />
ventaja mundana, <strong>de</strong>be hacernos olvidar que la <strong>iglesia</strong> está en el <strong>de</strong>sierto mientras esté en este<br />
mundo, y que queda aún un reposo mucho más glorioso para el pueblo <strong>de</strong> Dios.<br />
Vv. 56—72. Después <strong>de</strong> que los israelitas se instalaron en Canaán, los hijos fueron como sus<br />
padres. Dios les dio sus testimonios, pero ellos lo abandonaron. Los pecados presuntuosos hacen<br />
odiosos hasta a los israelitas para la santidad <strong>de</strong> Dios y quedaron expuestos a su justicia.<br />
Aquellos a quienes el Señor abandona, se vuelven presa fácil para el <strong>de</strong>structor. Y tar<strong>de</strong> o<br />
temprano, Dios <strong>de</strong>sgraciará a sus enemigos. —Él puso un buen gobierno sobre su pueblo; un<br />
monarca según su corazón. Con buena razón el salmista hace <strong>de</strong> esto el ejemplo que corona y<br />
culmina el favor <strong>de</strong> Dios para con Israel; porque David fue tipo <strong>de</strong> Cristo, el gran y buen Pastor,<br />
que fue primero humillado y, luego, exaltado; y <strong>de</strong>l cual se anunció que sería lleno <strong>de</strong>l Espíritu<br />
<strong>de</strong> sabiduría y entendimiento. Todos sus súbditos pue<strong>de</strong>n confiar en la rectitud <strong>de</strong> su corazón y la<br />
<strong>de</strong>streza <strong>de</strong> sus manos; y no habrá fin para el incremento <strong>de</strong> su gobierno y paz. Toda prueba <strong>de</strong> la<br />
naturaleza humana hasta ahora confirma el testimonio <strong>de</strong> la Escritura: que el corazón es<br />
engañoso más que todas las cosas, y perverso, y nada pue<strong>de</strong> curar la impiedad <strong>de</strong> alguien si no es<br />
creado <strong>de</strong> nuevo por el Espíritu Santo.<br />
SALMO LXXIX<br />
Versículos 1—5. El estado <strong>de</strong>plorable <strong>de</strong>l pueblo <strong>de</strong> Dios. 6—13. Pedido <strong>de</strong> alivio.<br />
Vv. 1—5. Ante Dios es el lamento: ¿adón<strong>de</strong> irán los hijos sino a un Padre capaz <strong>de</strong> socorrerlos y<br />
dispuesto a ello? Véase qué cambio hizo el pecado en la ciudad santa cuando se toleró que los<br />
paganos entraran en ella. El propio pueblo <strong>de</strong> Dios la contaminó con sus pecados, luego Él<br />
soportó que sus enemigos la corrompieran con su insolencia. Ellos <strong>de</strong>seaban que Dios se<br />
reconciliara. Los que <strong>de</strong>sean el favor <strong>de</strong> Dios como algo mejor que la vida, no pue<strong>de</strong>n sino temer<br />
su ira como algo peor que la muerte. En toda aflicción <strong>de</strong>bemos buscar primero al Señor para que<br />
limpie y quite la culpa <strong>de</strong> nuestros pecados; luego, Él nos visitará con sus tiernas misericordias.<br />
Vv. 6—13. Quienes persisten en ignorar a Dios y <strong>de</strong>spreciar la oración son los impíos. Por<br />
más injustos que sean los hombres, el Señor fue justo al permitirles hacer lo que hicieron. La