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SALMOS - iglesia bautista getsemani de montreal

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quienes le buscan?<br />

Vv. 11—20. Quienes creen que Dios es para ser gran<strong>de</strong>mente alabado, no sólo <strong>de</strong>sean<br />

alabarle mejor; también <strong>de</strong>sean que otros se unan a ellos. Vendrá el día en que se verá que Él no<br />

ha olvidado el clamor <strong>de</strong>l humil<strong>de</strong>, tampoco el grito <strong>de</strong> la sangre <strong>de</strong> ellos ni el clamor <strong>de</strong> sus<br />

oraciones. —Nunca somos llevados tan bajo, tan cerca <strong>de</strong> la muerte, que Dios no pueda<br />

levantarnos. Si nos ha salvado <strong>de</strong> la muerte espiritual eterna, po<strong>de</strong>mos esperar que en todos<br />

nuestros pa<strong>de</strong>cimientos Él sea una ayuda muy presente para nosotros. —La provi<strong>de</strong>ncia soberana<br />

<strong>de</strong> Dios or<strong>de</strong>na así con frecuencia que los perseguidores y los opresores sean llevados a la ruina<br />

por los proyectos que formaron para <strong>de</strong>struir al pueblo <strong>de</strong> Dios. Los borrachos se matan; los<br />

pródigos mendigan; los contenciosos se acarrean mal a ellos mismos: así los pecados <strong>de</strong> los<br />

hombres pue<strong>de</strong>n leerse en sus castigos y queda claro para todos que la <strong>de</strong>strucción <strong>de</strong> los<br />

pecadores es <strong>de</strong> ellos mismos. Toda maldad vino originalmente con el malo <strong>de</strong>l infierno; y<br />

quienes siguen en el pecado, <strong>de</strong>ben ir a ese lugar <strong>de</strong> tormento. El verda<strong>de</strong>ro estado, <strong>de</strong> naciones y<br />

<strong>de</strong> individuos, pue<strong>de</strong> estimarse correctamente por esta sola regla: si en sus obras recuerdan u<br />

olvidan a Dios. —David exhorta al pueblo <strong>de</strong> Dios a que espere su salvación, aunque sea<br />

largamente diferida. Dios hará que se vea que nunca se olvidó <strong>de</strong> ellos: no es posible que se<br />

olvidara. Es raro que el hombre, polvo en su origen, pecador por su caída, al que se le recuerda<br />

continuamente ambas cosas por todo lo que hay en Él y acerca <strong>de</strong> Él, <strong>de</strong>ba aún necesitar una<br />

aguda aflicción, un grave castigo <strong>de</strong> parte <strong>de</strong> Dios, para ser llevado al conocimiento <strong>de</strong> sí mismo<br />

y hacerlo sentir quién es y lo que es.<br />

SALMO X<br />

Versículos 1—11. El salmista se queja <strong>de</strong> la maldad <strong>de</strong>l impío. 12—18. Pi<strong>de</strong> a Dios que se<br />

manifieste para alivio <strong>de</strong> su pueblo.<br />

Vv. 1—11. Los alejamientos <strong>de</strong> Dios son muy penosos para su pueblo en especial en tiempos <strong>de</strong><br />

tribulación. Nos alejamos <strong>de</strong> Dios por nuestra incredulidad y, luego, nos quejamos <strong>de</strong> que Dios<br />

se aleja <strong>de</strong> nosotros. —Las palabras apasionadas contra los hombres malos hacen más mal que<br />

bien; si hablamos <strong>de</strong> su maldad, que sea ante el Señor, en oración; Él pue<strong>de</strong> mejorarlos. El<br />

pecador se gloría orgullosamente en su po<strong>de</strong>r y éxito. La gente mala no busca a Dios, esto es, no<br />

lo invoca. Ellos viven sin orar, y eso es vivir sin Dios. Tienen muchos pensamientos, muchos<br />

objetos y aparatos, pero no piensan en el Señor en ninguno <strong>de</strong> ellos; no se someten a su voluntad<br />

ni buscan su gloria. La causa <strong>de</strong> esto es el orgullo. Los hombres piensan que los rebaja el ser<br />

religiosos. No podrían quebrantar todas las leyes <strong>de</strong> la justicia y la bondad hacia el hombre, si<br />

primero no se hubieran sacudido <strong>de</strong> todo sentido <strong>de</strong> religión.<br />

Vv. 12—18. El salmista habla con estupefacción <strong>de</strong> la maldad <strong>de</strong>l impío y la paciencia y<br />

tolerancia <strong>de</strong> Dios. Dios prepara el corazón para orar, encien<strong>de</strong> <strong>de</strong>seos piadosos, fortalece nuestra<br />

fe más santa, fija los pensamientos y suscita el afecto y, luego, en su gracia acepta la oración. La<br />

preparación <strong>de</strong>l corazón es <strong>de</strong>l Señor, y <strong>de</strong>bemos buscarlo a Él en eso. —Que el creyente pobre,<br />

afligido, perseguido o tentado recuer<strong>de</strong> que Satanás es el príncipe <strong>de</strong> este mundo y que es el<br />

padre <strong>de</strong> todo impío. Los hijos <strong>de</strong> Dios no pue<strong>de</strong>n esperar bondad, verdad o justicia <strong>de</strong> las<br />

personas que crucificaron al Señor <strong>de</strong> la gloria. Pero este Jesús, una vez sufriente, reina ahora<br />

como Rey sobre toda la tierra, y <strong>de</strong> su dominio no habrá fin. Consagrémonos a Él, confiando<br />

humil<strong>de</strong>mente en su misericordia. Él rescatará al creyente <strong>de</strong> toda tentación, y romperá el brazo

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