Un profeta della carità _spagnolo_ - Beato Luigi Monza
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DON LUIGI MONZA - LA FATIGA DE NACER 18<br />
inadvertidamente, había acertado con la raíz del mal». Esto haría comprensible la severidad<br />
de los juicios emitidos por el rector Castelli sobre Don <strong>Luigi</strong>.<br />
En otro pasaje de su investigación, Dajelli afirma además que, entre los sacerdotes más<br />
adversos a Don <strong>Luigi</strong>, estaba un tal "Don L. B." Fácilmente se sugiere la referencia a Don<br />
Bietti. Encontraremos de nuevo al personaje en relación con las detenciones que efectuaron<br />
los fascistas en Vedano y la zona limítrofe.<br />
En cualquier caso, este estado de cosas explica la crisis que turbó el alma del joven <strong>Luigi</strong><br />
<strong>Monza</strong> 18 . Como pasaba el verano en Cislago, con la familia y bajo la dirección de Don<br />
Vismara, éste le ayudó a rehacerse. Efectivamente escribe Bedont: «Fue una vez más su<br />
párroco quien lo salvó y lo puso de nuevo sobre sus pies. Sigilosamente, quiso el celoso<br />
sacerdote presentarlo al arzobispo, cardenal Ferrari. Tras un breve coloquio, el purpurado<br />
tranquilizó al párroco con estas palabras: ese clérigo me ha causado muy buena<br />
impresión» 19 .<br />
Según lo que refiere Mondini, en vacaciones <strong>Luigi</strong> tenía por costumbre asistir a la misa de<br />
las 5:30, que oía en compañía de la madre. Algunas tardes, y los días festivos, prestaba su<br />
ayuda a los otros sacerdotes en las lecciones de catecismo, o bien dedicaba el tiempo a<br />
orar en la iglesia. En general ayudaba a la madre en las tareas del campo. Al final del verano<br />
se planteó el viejo problema, si iniciar nuevos estudios en el seminario, o bien continuar en el<br />
colegio como prefecto. Por consejo de Don Vismara, <strong>Luigi</strong> decidió continuar como prefecto.<br />
El 17 de octubre de 1922, el clérigo <strong>Luigi</strong> <strong>Monza</strong> fue, pues, destinado al Colegio Rotondi, de<br />
Gorla Minore, a pocos kilómetros de Cislago, donde cursó primero y segundo de teología.<br />
Aquí, pese a su salud precaria, <strong>Luigi</strong> consiguió trabar con los estudiantes buenas relaciones,<br />
y éstas precisamente le depararon disgustos con el vice-rector, provocado todo ello por<br />
diferentes visiones de la formación de los jóvenes. Sin embargo, no se piense que <strong>Luigi</strong><br />
fuera de un carácter particularmente difícil; más bien, semejantes desacuerdos tenían su<br />
origen en el método educativo del vice-rector quien, según escribe el rector mismo, gustaba<br />
de una "disciplina castrense". La baja edad de los prefectos, y los superiores, que aplicaban<br />
con severidad el sistema educativo, condujeron a incomprensiones que, al decir de los<br />
documentos, el rector cuidó de decantar, cuando se atuvo al tenor de los juicios de los<br />
jóvenes prefectos.<br />
Vuelto a casa para las vacaciones de 1923, habiendo dado fin al primer año de teología,<br />
<strong>Luigi</strong> halló cambiada la situación política de Cislago. El nuevo partido fascista, que pretendía<br />
imponerse por doquier, pudo comprobar en los comicios que el electorado era casi<br />
unánimemente favorable a la lista católico-popular. De ahí el sucederse en Cislago de<br />
conferencias amenazadoras, pronunciadas por algunos fascistas forasteros, si bien el<br />
párroco pudo cerciorarse de que «oficialmente no se registran aún inscripciones en el<br />
partido; quienes lo hayan hecho permanecen en la oscuridad» 20 .<br />
El clima de agitación política prosiguió durante todo el invierno de 1924, pero tras las<br />
18 L. Mondini afirma: «La dirección (i. e. de Castelli) se caracteriza por la corrección en el trato y por la<br />
persuasividad, no haciendo pesar la autoridad ... insiste ante los jóvenes en que estudio y obediencia sean<br />
expresión del deber y de la convicción. ... Cierta sensación de desengaño en cuanto a la aplicación y conducta<br />
de los alumnos preocupa asimismo al clérigo <strong>Luigi</strong> <strong>Monza</strong>. Éste quisiera inculcar en los jóvenes un<br />
comportamiento más serio y un mayor respeto al deber, justamente por que él mismo abunda en esos<br />
sentimientos. Pero en el colegio prevalecen los jóvenes de clase acomodada ... y no siempre se aperciben de<br />
que el estudio envuelve sacrificio. ... Esta disposición de su ánimo le hace exigente hacia los estudiantes, lo<br />
cual trae como consecuencia el que incurra en discrepancia con los responsables de la dirección del colegio.<br />
Muy a su pesar, se ve obligado a ausentarse por algún tiempo. Pero la oportuna palabrita del párroco Vismara,<br />
cuya asidua presencia nunca desfallece, y la intervención conciliadora de monseñor Castelli ... disipan las<br />
incertidumbres del joven clérigo». Cf. Mondini, o. c., p. 35.<br />
19 Bedont, o. c., p. 26.<br />
20 Cf. Mondini, o. c., pp. 46.