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Un profeta della carità _spagnolo_ - Beato Luigi Monza

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DON LUIGI MONZA - SARONNO: UN RETAZO DE CIELO 36<br />

el breviario mientras caminaba bajo el porche, y después reparar nuestros daños. Barría y<br />

aseaba la sala de recreo y canto, pegaba las partituras con papel engomado, se aplicaba<br />

más tarde, llegado su tiempo, a preparar lo necesario para la pesca anual de beneficencia<br />

en favor del santuario ... estar con él era nuestra alegría» 8 .<br />

De la vida en el oratorio se acuerda también el sacerdote Don Gaetano Banfi:<br />

«Conocí a Don <strong>Luigi</strong> siendo todavía niño. En los breves años de mi estancia en Saronno<br />

presencié hechos que me impactaron y que luego, de sacerdote, me han hecho meditar una<br />

y otra vez. El oratorio del santuario estaba siempre abierto, pero ningún chico escapaba:<br />

sucedía a menudo que algún díscolo, separado de él, intentase entrar saltando la cerca.<br />

Después he visto, con el cambio de tiempos y gentes, cerrar aquella misma cancela, para<br />

que no huyesen los chicos a la hora del catecismo, y luego inspeccionar el cercado, en<br />

evitación de idénticas fugas. Don <strong>Luigi</strong> había logrado reclutar un buen puñado de<br />

colaboradores, adultos muy hábiles; era también notable el número de muchachos. ... Me<br />

afectaron siempre su infatigable abnegación, la entrega y la bondad con que sabía tolerar<br />

nuestro juvenil desasosiego, y juntamente, en el momento preciso, la energía que sabía<br />

detener todo abuso de su condescendencia. ... Escasamente podía yo penentrar en su vida<br />

sacerdotal íntima, en su piedad, en su vida interior, pero cuando pienso en su bondad, en sus<br />

maneras, de todo ello puedo inferir una vida interior profunda, una misión sacerdotal<br />

verdaderamente vivida» 9 .<br />

El mencionado Isidoro Sevesi recuerda a «tantos y tantos asiduos al oratorio, cómo<br />

aumentaban, y aun llegaban del otro lado de la vía ..., pero había algo que causaba<br />

admiración y sorpresa, el que Don <strong>Luigi</strong> atara corto alrededor de sí a las ovejas negras, a los<br />

pequeños (o que no lo eran ya) rateros, capaces de abrir los cepillos y hurtar las limosnas<br />

destinadas a la iglesia. Teniéndolos junto a sí, los inscribía en la escolanía, los llevaba a<br />

casa. En sus familias hubieran recibido cintarazos, lo que habría exasperado su espíritu de<br />

rebeldía. En cambio Don <strong>Luigi</strong> les demostraba predilección, les encargaba de recados que<br />

pedían confianza, y por más que recapacito, nunca le vi enojarse. Si se piensa que la<br />

pedagogía de los años treinta, la de la familia, o la de la escuela, o aun la del Estado,<br />

abogaba por la obediencia absoluta y el castigo severo, no por la comprensión y la<br />

educación razonada, nos choca la longitud de miras en este sacerdote, sin el soporte de los<br />

estudios modernos sobre la recuperación de los desadaptados, un anticipo del futuro que<br />

tendría visos de increíble. Debemos concluir que actuaba en él una carga de amor al prójimo,<br />

capaz de obviar y superar la mentalidad opuesta que entonces predominaba» 10 .<br />

Don Pietro Fusetti, sacerdote guaneliano (o Siervo de la Caridad - SdC -),<br />

conoció también a Don <strong>Luigi</strong> en el oratorio de Saronno: «Conocí a Don <strong>Luigi</strong> siendo niño.<br />

Puedo decir que todos lo tenían por santo, por otro Don Bosco, tal era su amor a los niños,<br />

muchachos, jóvenes. El fue quien comenzó en el santuario las actividades oratorianas, el que<br />

nos enseñaba a cantar, nos daba la catequesis los domingos y nos llevaba al cine» 11 .<br />

Los testimonios en pro de las obras oratorianas de Don <strong>Luigi</strong> son numerosos y todos<br />

plenos de sentimiento 12 . Pero destaca entre los demás el del profesor Mario Sala, primero<br />

docente y luego presidente en el colegio arzobispal de Saronno. Vivía en un chalet a pocos<br />

pasos del santuario, al cual asistía con asiduidad 13 : «Don <strong>Luigi</strong> experimentó la misión<br />

8<br />

Vittorio Sassi, en APL.<br />

9<br />

Gaetano Banfi, Nell'Oratorio di Saronno con don <strong>Luigi</strong>, en A don <strong>Luigi</strong> <strong>Monza</strong> etc., p. 24. Idéntico testimonio<br />

en Bedont, o. c., pp. 47s.<br />

10<br />

Isidoro Sevesi, Saronno; testimonio en Conti, o. c.<br />

11<br />

Pietro Fusetti, Agrigento, 15 de noviembre, 1968; en Bedont, o. c., p. 48.<br />

12<br />

Otros testimonios: Fra Gianpaolo da Saronno, capuchino, en Bedont, o. c., p. 49; Vittorio Pini, ibd., pp. 52s.<br />

13<br />

Mario Sala (1888-1965) pasó la vida entre los jóvenes. Enseñó primero en el colegio arzobispal y luego dirigió<br />

éste (1921-1926). Fue además director de las clases nocturnas profesionales de la localidad por más de

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