Un profeta della carità _spagnolo_ - Beato Luigi Monza
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DON LUIGI MONZA - LECCO: EL BUEN PASTOR 46<br />
La nueva parroquia<br />
Capítulo IV<br />
LECCO: EL BUEN PASTOR<br />
(1936-1940)<br />
Don <strong>Luigi</strong> se presentó a sus nuevos feligreses el 31 de octubre de 1936. El<br />
nombramiento definitivo, con fecha 23 de octubre, le sería notificado, como queda dicho, el<br />
30 de noviembre. Fue, pues, a San Giovanni alla Castagna en visita oficiosa. Consciente del<br />
peso que iba a tomar sobre sí, quería aprestarse a la nueva incumbencia con una inspección<br />
supererogatoria. Sabía bien lo arduo de asemejarse a Jesús, el Buen Pastor, que conoce a<br />
todas sus ovejas y ama a cada una de ellas de modo particular. Y confiado en la ayuda del<br />
Señor, no se retrajo frente al nuevo compromiso que le imponía la responsabilidad por el<br />
crecimiento moral y la salvación espiritual de toda una comunidad.<br />
Así, por la festividad de Todos los Santos, asistió a la tradicional procesión de<br />
sufragio, sólo para hombres, en Nuestra Señora de Varigione, sita en un rincón del término<br />
parroquial. Aquí se dirigió por primera vez a sus feligreses, invitándoles a peregrinar el día<br />
siguiente al cementerio de Vendrogno y visitar la tumba del difunto Don Girelli, su<br />
predecesor. Todos acogieron fervorosos la invitación. Y Don <strong>Luigi</strong>, tras recordar las virtudes<br />
de Don Girelli, rogó a los presentes que estuviesen cerca de él, para un mejor desempeño<br />
de la función que se le encomendaba. <strong>Un</strong>a de sus feligresas recuerda: «En Vendrogno,<br />
después de visitado el cementerio, se entró en un bar a tomar un café; tuvieron lugar las<br />
presentaciones. Mi hermana Teresina, dirigiéndose a él, le preguntó llanamente si le<br />
alegraba que le hubiesen hecho párroco de San Giovanni. Preciso y decidido, Don <strong>Luigi</strong><br />
respondió: "Me alegro de hacer la voluntad del Señor, que me ha pedido esto"» 1 .<br />
San Giovanni dedicó los meses que siguieron a preparar la instalación solemne de<br />
Don <strong>Monza</strong>. Se eligió un comité que reuniese lo necesario para los festejos. Toda la la<br />
feligresía colaboró entusiasmada. La persona que acabamos de citar atestigua: «En los dos<br />
meses que precedieron a la entrada oficial, Don <strong>Luigi</strong> se ganó muchas simpatías entre los<br />
feligreses, quienes le prepararon la entrada con gran entusiasmo ... Recuerdo la elevada<br />
compostura con que Don <strong>Luigi</strong> tomó posesión de la parroquia. Manifestó luego su gran<br />
sentido de fe en la dignidad sacerdotal, en la presencia eucarística y, dentro de la iglesia, en<br />
las funciones que debía ejercer como párroco. Recuerdo que, justo el 31 de octubre, primer<br />
día de su presencia en San Giovanni, otras muchachas y yo estábamos en la iglesia, y vimos<br />
cómo llegaba de casa e iba hacia el confesonario. Nos impresionó al instante su actitud<br />
recogida y digna; comentamos que debía de ser un sacerdote muy serio y reservado, pero<br />
que era feúcho» 2 .<br />
También habló de la llegada del nuevo párroco, y de la acogida que le deparó la<br />
población, el semanario local, Il Resegone, cuyo n. del 1 de enero de 1937 decía:<br />
«Últimamente capellán del santuario de Saronno, se hizo querer en especial de la juventud,<br />
por el señorío de su trato, por el habla correcta y fácil, y sobre todo por la sólida doctrina y<br />
1 En Z. Spreafico, Alcune note su don <strong>Luigi</strong> <strong>Monza</strong> a chiarimento di alcuni fatti <strong>della</strong> sua vita parrocchiale a San<br />
Giovanni di Lecco, p. 3, in APL.<br />
2 . Ibd., pp. 3s.