Historia y Tradición - Juan Luis Pérez Arribas
Historia y Tradición - Juan Luis Pérez Arribas
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I. 1.- Cogolludo antes de la peste<br />
I.- LA PESTE DEL AÑO 1599<br />
Cuando sucedieron los hechos a los que se refiere este capítulo, el<br />
marquesado de Cogolludo estaba bajo el señorío de don <strong>Juan</strong> de la Cerda y<br />
Aragón, VI Duque de Medinaceli y V Marqués de Cogolludo.<br />
A la interpelación número dos de las Relaciones Topográficas de<br />
Felipe II hechas en 1581, los comisionados que contestaron por Cogolludo<br />
dijeron que “al presente esta dicha villa de Cogolludo tiene seisçientos<br />
beçinos, y saben como beçinos y naturales que quarenta años atrás, poco<br />
más o menos, tenía tresçientos e çinquenta ó quatroçientos beçinos, y que a<br />
ido en aumento asta la beçindad que de pressente tiene, y que la causa a<br />
sido el creçimiento de la gente y el se aver casado y echo beçindad en esta<br />
dicha villa, y labrado sus cassas y edificarlas”. Por estas palabras se<br />
observa como Cogolludo atravesaba una época de prosperidad, puesto que<br />
la población iba en aumento, llegando a los 600 vecinos, o lo que es lo<br />
mismo, de 3.000 a 3.500 habitantes.<br />
En Cogolludo, cien años antes, se edificaba uno de los palacios más<br />
representativos del Renacimiento arquitectónico español, al mismo tiempo<br />
que don <strong>Luis</strong> de la Cerda, I Duque de Medinaceli, cercaba la villa con una<br />
magnifica muralla.<br />
La villa pagaba tributos al Duque, quien a su vez ponía la justicia.<br />
Desde el castillo, el Alcaide don Francisco Romero de Albornoz, al frente<br />
de una pequeña guarnición, velaba por los intereses del Duque.<br />
Desde el Concejo, el Alcalde Mayor don <strong>Juan</strong> Bautista Ruiz de<br />
Velasco, secundado por el Alcalde Ordinario don <strong>Juan</strong> Bravo y los<br />
alguaciles, mantenían el orden en los vecinos de la villa.<br />
El Procurador Síndico, don Miguel Criado de Liévana, hacía valer<br />
los derechos de las gentes, que muchas veces se veían pisados por los<br />
poderosos señores.<br />
El Escribano (Notario), don Diego Morales de Santa María, daba fe<br />
de autenticidad a todo tipo de documentos.<br />
Espiritualmente la villa recibía los cuidados de las parroquias de<br />
Santa María y de San Pedro, cuyos curas propios eran respectivamente el<br />
doctor Francisco Campillos y el doctor <strong>Juan</strong> de Valdivieso, y de los<br />
conventos de San Francisco y del Carmen, siendo Padre Guardián de San<br />
Francisco fray <strong>Juan</strong> Cortés y prior del Carmen fray Andrés Jesús María.<br />
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