ITINERARIO hacia DIOS - Pastoral Vocacional México
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los resultados son imprevisibles, el crecimiento no es<br />
armoniosamente evolutivo, la iniciativa de Dios es desconcertante<br />
por ser pura gratuidad, y la respuesta del hombre es<br />
imprevisible por la versatilidad de la naturaleza.<br />
Lo importante es abandonarse en manos de la sequedad. No<br />
resistir. Dejarse llevar pacientemente y, esperar. Vendrán días<br />
mejores. Creer y esperar contra toda esperanza. Vencer el<br />
desconcierto con el humilde abandono. Permanecer despiertos,<br />
velando junto a Jesús durante toda la noche árida de Getsemaní.<br />
Abandonarse y esperar con humilde paciencia. Se acaba la<br />
noche. Ya asoma la aurora. Pronto saldrá el sol.<br />
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Alvernia en que no cesó de exclamar: «¿¡Quién sois vos y quién<br />
soy yo!?».<br />
La conciencia, vacía del yo empírico y concentrada en el tu, es<br />
irresistiblemente atraída por el tu, totalmente identificada con el<br />
tú. El adorador es arrastrado, sacado de si mismo.<br />
Para cuando llega esta situación, todo es obra de la gracia. A<br />
estas alturas no sirven para nada los apoyos psicológicos ni<br />
demás estrategias humanas. Es Dios. Es Dios el que, en su<br />
infinita misericordia y potencia, se despliega sobre los mil<br />
mundos de nuestra interioridad.<br />
Casi desaparece la dualidad, sin perderse por cierto la<br />
conciencia diversificadora, como dijimos, entre Dios y el alma.<br />
Hasta cierto punto podemos decir que hay una sola realidad,<br />
porque esta clase de encuentros engendra amor, y el amor es<br />
unificador, y hasta cierto punto identificante.<br />
Desde que Dios nos creó a imagen y semejanza suya, el<br />
destino final de las alianzas es llegar a ser «uno» con Él, sin<br />
perder la identidad. No olvidemos que la fuerza intrínseca del<br />
amor es hacer uno a los que se aman. Y hasta me atrevería a<br />
decir que el destino final, la cumbre mas alta del encuentro está,<br />
hasta cierto punto y en cierto sentido, en que desaparece la<br />
dualidad entre el alma y Dios.<br />
San Juan de la Cruz, maestro de maestros en cosas del<br />
espíritu, llega a decir: «Y se hace tal unión cuando Dios hace al<br />
alma esta tan sobrenatural merced que todas las cosas de Dios y<br />
del alma son una en transformación participante. Y el alma más<br />
parece Dios que alma, e incluso es Dios por participación».<br />
Y santa Teresita agrega: «Aquel día ya no fue una mirada<br />
sino una fusión. Ya no éramos dos». Teresa había desaparecido<br />
corno la gota de agua se pierde en el fondo del mar. Sólo<br />
quedaba Jesús como dueño, como rey.