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En Defensa del Marxismo 38<br />
aumenta la masa monetaria circulante y provoca un ascenso en los<br />
precios nacionales que resta competitividad a la producción nativa, corrigiendo<br />
hacia el equilibrio la balanza de pagos superavitaria. Esto en razón<br />
de que los precios incrementados estimulan la importación y desestimulan<br />
la demanda externa de productos del país (exportaciones). Al<br />
contrario, un déficit en las cuentas externas restringe el circulante nativo,<br />
deprime los precios y tiende a estimular las exportaciones y deprimir las<br />
importaciones, volviendo a impulsar el movimiento hacia el equilibro. La<br />
"convertibilidad", en cambio, fijó el precio de la divisa y, en consecuencia,<br />
dejó como única variable "de ajuste" a la base monetaria que determina<br />
el circulante de pesos en la actividad económica. Una situación de esa naturaleza<br />
conduce al quebranto económico en caso de una baja significativa<br />
de las reservas, porque vacía de pesos a todo el circuito económico para<br />
subsidiar la venta de una demanda de dólares, que fue previamente establecida<br />
a un precio fijo y que no se modificaría siquiera en caso de una<br />
demanda muy violenta y drástica de la divisa extranjera. Fue exactamente<br />
lo que sucedió cuando se produjo una retirada en masa de dólares en<br />
2001, obligando al gobierno a congelar el retiro de depósitos de los particulares<br />
("corralito bancario") y que condujo a la explosión literal del<br />
"modelo Cavallo". Que, en verdad, no fue ningún "modelo" sino una improvisación<br />
para salir de la crisis hiperinflacionaria que caracterizó el final<br />
del gobierno de Raúl Alfonsín (tuvo que adelantar el final de su mandato<br />
en 1989) y que se extendió al comienzo de la década de los noventa. Más<br />
que una improvisación fue una política -no un "plan", como también se<br />
lo denominó- y estuvo dirigida a extremar la explotación de los recursos<br />
nacionales y laborales de la nación, sin la menor consistencia entre sus<br />
diversos componentes, como sería propio de un "modelo".<br />
Lo revela, en particular, el enorme desbarajuste fiscal promovido por<br />
el "neoliberalismo" contra sus supuestos principios conceptuales sobre<br />
el equilibrio en esta materia. Un eje vertebral de este desbarajuste fue la<br />
privatización del sistema jubilatorio con el pasaje de los aportes previsionales<br />
del estado a las Administradoras de Fondos de Jubilación Privada<br />
(AFJP) y a supuestas cuentas individuales de "descapitalización". El financiamiento<br />
de los haberes de los jubilados que se realizaba con tales<br />
aportes de los trabajadores activos quedó de hecho, a partir de la privatización,<br />
en manos del presupuesto público que tuvo que destinar hasta<br />
el 40% de sus partidas para mantener los penosísimos ingresos de los jubilados.<br />
El déficit fiscal resultante obligaba a la emisión de deuda que se<br />
colocaba en las propias AFJP a tasas usurarias y en dólares. El financiamiento<br />
externo se incrementaba por otro lado debido al déficit comercial<br />
en el sector externo, jaqueado por la falta de "competitividad" de un dólar<br />
barato que estimulaba todo tipo de importaciones y desalentaba en igual<br />
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