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En Defensa del Marxismo 38<br />
En el ’61 se lanzaba el primer Decenio de las Naciones Unidas por el<br />
Desarrollo, que daba a los institutos especializados de la ONU la tarea<br />
de crear condiciones favorables al desarrollo para los países del tercer<br />
mundo. El debate teórico sobre las cuestiones del desarrollo planteaba<br />
que la solución al problema del subdesarrollo se encontraba en el<br />
aumento del volumen de las transferencias de recursos a los países periféricos<br />
. Desde ese momento se inició la subordinación del crecimiento<br />
al reembolso de la deuda y la dependencia de los aportes de capital extranjero;<br />
prácticamente se había legitimado el reconocimiento de la responsabilidad<br />
de las naciones industrializadas para con los países en vías<br />
de desarrollo. La deuda comenzaba a crecer por sí misma y a<br />
comprometer al propio desarrollo para el cual había nacido. La teoría dominante<br />
al servicio de los potentes Estados occidentales, y de los Estados<br />
Unidos en modo particular, planteaba tesis surrealistas con el fin de<br />
buscar medios y lugares en los cuales descargar la crisis de sobreproducción<br />
y encontrar nuevas fuentes de ganancias. Los organismos internacionales<br />
(teóricamente super partes, aunque en realidad dominados por<br />
los Estados Unidos) como el FMI o el Banco Mundial, cumplían su rol<br />
en el desmantelamiento de las débiles defensas de la industria de capitales<br />
nacionales en los países periféricos y, de esta forma, entraba en juego el<br />
mecanismo de los préstamos y las “ayudas”. Se decía que faltaban<br />
capitales en países en los cuales había sobreabundancia de recursos; se<br />
definía como ayudas al saqueo de los préstamos e inversiones extranjeras,<br />
y al drenaje de la riqueza que se hubiera conseguido; en América Latina<br />
se llamaba a los latifundistas a que realizaran la reforma agraria, o a la oligarquía<br />
a que aplicara la justicia social. Sustrayendo de la región muchos<br />
más dólares de los que se habían introducido, los prestamistas se enriquecían<br />
y los países beneficiarios, en lugar de desarrollarse, se empobrecían.<br />
Considerando que el crédito es el correlativo de la deuda, se puede<br />
notar cómo este fenómeno, llamado "espiral de endeudamiento", es una<br />
forma típica de acumulación de ganancias del actual sistema económico<br />
capitalista. En esta situación, la única cosa que queda de lo 'transitorio'<br />
en los movimientos de capital, no es una entrada inicial en pos de un crecimiento<br />
a largo plazo (como lo suponen las teorías del desarrollo), sino<br />
especulación financiera y, precisamente, volatilidad. Si se observa la suma<br />
efectivamente puesta a disposición del flujo bruto de recursos de entrada<br />
menos el flujo bruto de salida debido a los servicios de la deuda, es clara<br />
la ausencia absoluta de una relación positiva entre el recurso a los préstamos<br />
externos y el desarrollo. Desde el ’83, los flujos de salida debidos<br />
al servicio de la deuda se tornaron mayores que los flujos de entrada, verificándose<br />
una situación paradojal: el volumen de recursos a disposición<br />
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