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En Defensa del Marxismo 38<br />
plazos y monedas diferentes 7. De los 191.300 millones de la deuda en<br />
2005, el 66% estaba denominado en dólares, el 15% en euros, el 3% en<br />
yenes, un 3% en pesos argentinos y el 13% en otras monedas. Después<br />
de la reestructuración (excluyendo el monto de la deuda de los tenedores<br />
de títulos que no aceptaron el canje), sobre 125.200 millones de dólares<br />
el 37% estaba denominado en dólares, otro 37% en pesos, 14% en euros,<br />
20% en yenes y el 10% restante en otras monedas. De esos datos se puede<br />
observar cómo cambió la denominación de de los títulos.<br />
Ya en el período inmediatamente sucesivo a este canje, algunos especialistas<br />
sostuvieron que la reestructuración de la deuda en default no benefició<br />
al país entero (como declaraba el gobierno de Néstor Kirchner),<br />
sino que, en realidad, escondía grandes posibilidades de negocios para<br />
las sociedades financieras a expensas del pueblo. Efectivamente, el gobierno,<br />
con este acto, no inauguró una ruptura con la lógica liberal 8 sino<br />
que, por el contrario, acordó muchas concesiones a los acreedores más<br />
poderosos; esto resulta obvio si se comparan las propuestas originales de<br />
Dubai con la versión final de la oferta de canje. La reducción de deuda<br />
fue de 40.000 millones de dólares, es decir el 50% en términos nominales.<br />
De cualquier forma, una cuota inferior al 75% que Néstor Kirchner había<br />
propagandizado y reconocido como una negociación digna, en defensa<br />
de los intereses de la Nación.<br />
La salida de la crisis de la deuda por medio de la reestructuración de<br />
2005 fue totalmente ilusoria; la renovada y actual incapacidad de hacer la<br />
frente a los intereses contraídos es la prueba evidente de la fundada sospecha<br />
que los especialistas alimentaban desde entonces. La vulnerabilidad<br />
del actual sistema económico es la consecuencia directa de la renegociación<br />
realizada por Kirchner y Lavagna, quienes cometieron una serie de inexplicables<br />
‘errores’, dada la extrema previsibilidad de los resultados que<br />
implicaban algunas decisiones. Lavagna hizo un plan de sostenibilidad de<br />
la deuda del que se puede decir, como mínimo, que era inadecuado, que<br />
habría conducido inexorablemente a recurrir al mercado de préstamos.<br />
Para hacer atractivos los nuevos bonos emitidos, se incluyeron cláusulas<br />
muy favorables en la oferta de canje. El 76% de los acreedores 9<br />
aceptó la oferta de canje bajo las siguientes condiciones: una tasa de<br />
interés garantizada del 10-11% anual en dólares, dos veces y media mayor<br />
que las tasas de interés internacionales en 2005; el hecho de que buena<br />
parte de la deuda nueva (más del 40%) estuviera compuesta por títulos<br />
emitidos en pesos argentinos a una tasa de interés fija del 2% y con capital<br />
ajustado según el CER (Coeficiente de Estabilización de Referencia) 10; y<br />
había además una parte de bonos emitidos en moneda extranjera ligados<br />
al crecimiento de la economía local que (en vistas de un crecimiento que<br />
continuaría aún por los dos o tres años siguientes) parecían ser muy fa-<br />
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