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En Defensa del Marxismo 38<br />
Las reformas de 1778 significaron la habilitación para el comercio<br />
colonial de catorce puertos en España y diecinueve en América, la simplificación<br />
y rebaja de aranceles, salvo aquellos que perjudicaran la actividad<br />
industrial metropolitana. Un vuelco que introdujo una modificación de importancia<br />
para el Río de La Plata: la liberación de derechos de exportación<br />
para las carnes saladas, astas, sebo y lanas, y un gravamen moderado para el<br />
cuero que era ya el rubro principal de los frutos ganaderos exportables de<br />
entonces. Hasta ese momento el contrabando, a partir del establecimiento<br />
de la Colonia del Sacramento (1680) por los portugueses, había introducido<br />
un cambio sustancial en el villorrio que era Buenos Aires. Los productos<br />
primarios de la ganadería tenían una salida a través del tráfico clandestino,<br />
facilitado por la habilitación de un centro de venta de esclavos negros -<br />
"asiento"- otorgado a los ingleses a partir de la exasperante falta de mano<br />
de obra. "Un establecimiento rural en cualquier parte es tierra y gente, elementos<br />
que se hallan en cierta relación social entre sí: en los tiempos coloniales<br />
a Buenos Aires le faltaba el segundo elemento... el gaucho no dependía<br />
del salario para su existencia, ni de la posesión de una parcela de tierra, ni<br />
estaba obligado a emplearse en un trabajo permanente para un amo" 2. Antes<br />
de todo esto, había fracasado el intento de implantar el sistema de "encomiendas"<br />
por la resistencia indígena. En palabras de los colonizadores: "Los<br />
pampas son imposibles de domesticar".<br />
Del ganado esparcido en el Litoral, al principio solo se utilizó el cuero,<br />
el sebo, las astas y las crines. Sólo cuando pudo obtenerse sal utilizable, hacia<br />
1780, se pudo aprovechar la carne. La demanda de cueros a nivel mundial,<br />
en particular, tuvo un crecimiento notable en el siglo XVIII. Se trataba de<br />
una materia prima industrial de mucho mayor importancia que ahora: las<br />
guerras y la Revolución Industrial -las máquinas de vapor llevaron juntas y<br />
obturadores de cuero por mucho tiempo- acrecentaron su importancia. La<br />
exportación de cueros del Río de la Plata se elevó a un promedio anual de<br />
150.000 unidades entre 1750 y 1778, y después de quedar abierto Buenos<br />
Aires al libre tráfico legal con los puertos de España por las reformas de los<br />
Borbones, a 800.000 por año. Poco antes del fin de siglo la cifra había llegado<br />
a 1.400.000 3.<br />
Este cambio abrupto significó una revolución en las relaciones sociales<br />
en las pampas, desde el momento que el vuelco de las exportaciones de<br />
cueros chocó de frente con una economía fundada en la caza y su comercialización.<br />
Se abandonó la caza salvaje de las haciendas cimarronas, se evitó<br />
el aniquilamiento inútil del ganado, se buscó un mejor aprovechamiento del<br />
animal y comenzó la persecución a los gauchos "vagos y mal entretenidos"<br />
para convertirlos en mano de obra asalariada. Se introdujo un sistema de<br />
marcas registradas de ganado y se prohibió la venta de cueros sin marcas.<br />
Una Junta de Estancieros se constituyó, con la aprobación del virrey, en<br />
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