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pues en un solo día pueden dexar $o leguas de
desierto entre ellos y sus enemigos: finalmente
todos los exérciros del mundo perecerían si se
empeñasen en perseguir una tropa de Árabes; y
de aquí nace que la sumisión depende de su arbitrio.
Figurémonos un país sin agua y sin verdor
: un sol ardiente: un cielo siempre enxuto:
llanuras arenosas, montes aún mas áridos, por los
quales se extiende la vista y se pierde sin poder
fixarse en ningún objeto viviente : una tierra
muerte, y para decirlo así descortezada por los
vientos, la qual solo presenta huesos, guijarros»
y peñascos: un desierto enteramente desnudo, en
que nunca el Viagero ha logrado respirar á la*
sombra: donde nada le hace compañía, y nada
le recuerda la naturaleza viviente Í soledad absoluta,
mil veces mas temerosa qne la de los bosques
, pues á lo menos los árboles son seres vivientes
para el hombre que viaja solo , y que
mas aislado, mas desnudo , y mas extraviado en
aquellos parases vacíos é ilimitados, mira por
todas partes el espacio como su sepulcro: la luz
del día-, mas melancólica para él que las sombras
de la noche, no renace sino para presentarle
mas á las claras su desnudez y su impotencia,
y para hacerle ver el horror de su situación,
retirando de su vista -los límites del vacío, y
dilatando en su contorno el abismo de la inmen-
ca de OgÜhy, pág. 13. jQui porro Camelo» possident Ara*
bes , steriliter vivunt ac libere, utpote cum quibus in desenis
agere possintj od quce, propter ariditatem , nec Reges
, nec Principes pervenire valent, Leo Aí'ric. Descript.
África, tora. 11. pág. 749.