Segundo Nivel de Transición - Ediciones Cal y Canto

¿Cómo lo hago?
Primero:
Decir las cosas por sus nombres correctos. Nada de
palabras divertidas o chistosas, estamos hablando
seriamente y cómo vamos a enseñarle a nuestros hijos
a respetar su cuerpo si hablamos de él usando
palabras poco adecuadas.
Los niños tienen pene y testículos. Y las niñas tienen
vulva (no vagina, la vagina es el canal interno que no
se ve) y pechos o mamas (donde están los pezones).
Más claro imposible.
¿Cómo le digo a mis órganos sexuales? Piénsalo.
Segundo:
Hablar de los sentimientos es hablar de lo que me
pasa todos los días. A menudo los niños tienen la
sensación que sus papás son máquinas de hacer
cosas... Todo el día están haciendo algo: en el trabajo,
en la cocina, en el patio, en todos lados. Y ¿cuándo
hablan? ¿Cuándo conversan de lo que sueñan o sienten?
Conversar es un ejercicio,
mientras más converso mejor lo
hago y más fácil se me hace.
Hoy voy a hablar con mi hijo de.... (lo anoto).
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Tercero:
Muchas veces perdemos el tiempo buscando el momento
apropiado para hablar. Tenemos una tremenda noticia
para todos los que buscan “ese” momento para hablar
con sus hijos o en familia.... el momento adecuado NO
EXISTE, HAY QUE CREARLO.
Debemos darnos cuenta que para conversar no hay que
realizar ningún rito especial. Solo hacerlo. Hay temas que
se pueden hablar mientras se plancha la ropa, por
ejemplo, y temas en los que es necesario sentarse y
dedicarle toda la atención posible. Uno sabe cuáles son
esos temas, hay que hacerle caso a la intuición,
masculina y femenina, porque todos tenemos intuición.
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