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MARTES 2 DE AGOSTO DE 2011
DR. ORLANDO
GÓMEZ GIL
L
a justicia no permitiría que se dejara
fuera de la historia de la gran música al
italiano Antonio Lucio Vivaldi (1678-
1741). Se le conocía por el apodo del
“sacerdote rojo” debido al color de su
pelo. Pertenece e hizo notables contribuciones a la
música barroca de la época. Nació y se desarrolló
en Venecia, capital de la república Veneciana, el 4
de marzo de 1678. Hizo estudios sacerdotales, pero
por razones de salud no pudo ejercer su ministerio.
Por su talento musical fue nombrado profesor del
Conservatorio del Hospital de la Piedad en Venecia.
Su bautismo oficial tuvo lugar dos meses después
de su nacimiento debido a estas dos posibles causas:
su estado de salud enfermiza o a la amenaza de
un terremoto. En poco tiempo Vivaldi llegó a ser un
verdadero virtuoso del violín y un famoso compositor
barroco.
Su padre, Giovanni Battista, de oficio barbero,
llegó a ser un excelente violinista profesional le
enseñó al hijo como tocar el violín y después hicieron
una gira por Venecia tocando el violín padre e
hijo. Estos conciertos fueron como un anuncio de la
popularidad posterior del veneciano. Giovanii
Legrenzi, presidente de la Asociación de la Basílica
de San Marcos, le impartió las primeras lecciones
de composición.
Como hemos dicho, Vivaldi tenía un problema de
salud desde la niñez producida por el asma, pero
esto no le impidió destacarse de manera sobresaliente
como virtuoso del violín, compositor de talla
y animador del mundo de la música. A la edad de
quince años, en 1693 comenzó sus estudios sacerdotales.
En 1703, a la edad de 25, fue ordenado
sacerdote, pero por su enfermedad tuvo que abandonar
esa carrera.
En 1703 fue nombrado profesor de violín. Por
esta época el músico compuso mucha de su buena
música, incluyendo algunas óperas y conciertos. En
1705 resultó un año de gran importancia para él:
publicó su primera colección de piezas, entre ellas
12 sonatas para violín. Pero de más importancia
resultó su segunda colección de 12 conciertos para
uno dos, cuatro violines de cuerda. En 1709 vino a
una segunda colección de 12 sonatas para violín.
Estas colecciones gozaron de una acogida y fama
extraordinarias.
Debido a ese prestigio, en 1713 se le nombró
maestro de conciertos (director musical) de la prestigiosa
institución de Ospedale. Pero sus actividades
se acrecientan sin interrupción: en febrero de
1711 Vivaldi y su padre dieron un concierto en
Brescia en un festival religioso. Aunque la pieza
estrenada no carece de defectos, muestra profundidad
y debe incluirse entre sus primeras obras maes-
Antonio Lucio Vivaldi
tras.
En 1718 su vida conoce un cambio de rumbo
inesperado: se dedica a viajar constantemente y la
institución la Pietá le encargó y pagó por 140 conciertos
en los 10 años (1723-1733).
Asistimos entonces a un giro nuevo en la carrera
de Vivaldi. Hacia 1713 ensayó su vida como compositor
y empresario de ópera. Este género gozaba
de gran popularidad por esta época. Su debut resultó
en un fracaso, pero esto no lo desanimó. La
ópera Nerón con música de siete compositores y la
de él tuvo éxito. Luego compuso la ópera Arsilda
Regina de Ponto, la que después de gran controversias
con el gobierno, resultó un resonante triunfo.
La Sociedad La Pietá le encargó algunas obras
litúrgicas. La más perdurables son dos oratorios:
Moisés y los faraones y Judith triunfante. Ese
año de 1716 fue muy productivo. Compuso dos
nuevas óperas: La coronación de Dario y La
Constanza triunfante. Ambas lograron resonantes
triunfos, sobre toda la última.
El estilo operático moderno causó a Vivaldi un
sin número de críticas adversas y controversias,
sobre todo con el magistrado y aprendiz de músico,
Benedetto Marcelo. Hasta se publicaron un folleto
y una caricatura criticando al veneciano. Esa crítica,
sin embargo, no perjudicó en nada la fama y
prestigio de Vivaldi.
Como sabemos por experiencia propia, el almanaque
no se detiene, de manera que ahora nos
encontramos en los años medios del compositor. En
1718 se le ofreció la prestigiosa posición de
Maestro de Capella del príncipe Felipe, gobernador
de Mantua. Allí residió tres años y produjo varias
opera, tales como Tito Manlio. Pero su vida no se
detiene, en 1721 lo encontramos en Milán – gran
centro del arte- presentando su drama pastoril La
Silvia. Luego ejecutó el oratorio La Adoración.
En 1722 da un gran paso en su carrera: llega a
Roma (la capital del arte mundial de ese tiempo),
donde estrena algunas óperas con éxito y el nuevo
Papa Benedicto XIII le invita a tocar para él en el
Vaticano. De importancia le resulta el 1725: regresa
a Venecia y produce cuatro óperas en un año.
Pero esta época tiene una relevancia especial en
su existencia. En ella compone Las cuatro estaciones,
considerada como su obra maestra. Se trata de
cuatro conciertos para violín describiendo con
música las escenas de la naturaleza. Debe destacarse
que tres de los conciertos son de concepción original,
pero el primero – en la primavera- toma
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Vivaldi permaneció desconocido e ignorado por muchos años, aún después del laudatorio reconocimiento
de Bach por Mendelssohn. Aun su obra capital Las cuatro estaciones – eran desconocidas. Pero en los
primeros años del siglo XX el compositor Fritz Kreisler ofreció un concierto al estilo de Vivaldi, iniciando
así la resurrección de la reputación del gran violinista.
motivos de sinfonía del primer acto de su opera El
Giustino. La naturaleza descrita está alrededor de
la bella Mantua. Constituyen una verdadera revolución
en la elaboración musical. Entre otras muchas
innovaciones aparecen pájaros de distintas especies
cantando, mosquitos, bailarines ebrios y otras. Lo
más interesante: cada concierto está basado en un
soneto escrito por el propio actor, describiendo las
escenas que luego aparecen en la música.
Durante la cúspide de su carrera, Vivaldi recibió
grandes honores y admiración por los valores de su
obra. La cantata de bodas (Cantata Nupcial) fue
escrita para el matrimonio de Luis XV. La Cetra
(conciertos) fue dedicada al emperador Carlos VI.
En 1728 conoció al Emperador personalmente en
Trieste.
La vida de Vivaldi, como la de otros muchos
compositores, terminó en serias dificultades económicas,
ya que sus obras no gozaban de la admiración
que tuvieron en el pasado. Tuvo que vender
muchas de ellas a precios de regalo para viajar a
Viena para ver a Carlos VI, gran admirador de su
obra, pero poco después de su llegada el
Emperador murió.
Sin la protección imperial y sin recursos, Vivaldi
falleció, no mucho después, en la noche entre el 27
y 21 28 de julio de 1741, de una infección interna.
Ese día fue sepultado en una humilde tumba en el
cementerio de Viena. Algo interesante del mundo
musical: el funeral del gran compositor tuvo lugar
en la Catedral de San Esteban, donde el joven
Joseph Haydn – luego una de las grandes leyendas
de la música- cantaba en el coro.
Concluyamos con unas breves ideas sobre su
fama después de muerto. Vivaldi permaneció desconocido
e ignorado por muchos años, aún después
del laudatorio reconocimiento de Bach por
Mendelssohn. Aun su obra capital Las cuatro estaciones
– eran desconocidas. Pero en los primeros
años del siglo XX el compositor Fritz Kreisler ofreció
un concierto al estilo de Vivaldi, iniciando así la
resurrección de la reputación del gran violinista.
Fue tal el reconocimiento del gran compositor
veneciano que hasta se filmó una película sobre su
vida y arte titulada Vivaldi, un príncipe en Venecia
(2005). La música de Vivaldi permanece viva en
los grandes conciertos. Ella, junto con la de
Mozart, Tchaikovsky y Corelli ha sido incluida en
las Teorías de Alfred Tomasti sobre los efectos de
la música en la conducta humana y el empleo de la
música como terapia.
Vivaldi forma parte del grupo de los compositores
selectos que ¡no morirán nunca!
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