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68<br />

MARTES, 2 DE AGOSTO DE 2011<br />

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DESDE RECIÉN NACIDOS HASTA KINDER<br />

Lincoln-Martí<br />

EN LA CALLE OCHO<br />

Y AVENIDA 157<br />

<strong>www</strong>.lincolnmarti.<strong>com</strong><br />

El camino<br />

“Hombre, tus pecados te son<br />

perdonados”<br />

(Lucas 5:17-26)<br />

Jesús no le dijo <strong>al</strong> par<strong>al</strong>ítico desde el principio<br />

“levántate y anda”, sino: “Hombre, tus<br />

pecados te son perdonados” v.20. Esto desde<br />

luego sorprendió a los oyentes y dejaría a los<br />

cuatro hombres y <strong>al</strong> par<strong>al</strong>ítico un tanto des<strong>con</strong>certados.<br />

Sin embargo esta es la posición correcta.<br />

De <strong>al</strong>guna manera u otra Jesús supo que<br />

aquella enfermedad que le había venido a<br />

este hombre tenía que ver <strong>con</strong> el pecado.<br />

No sabemos que hizo en su vida para ello,<br />

pero por <strong>al</strong>go Jesús declaró el perdón de los<br />

pecados primeramente.<br />

Un dicho judío registrado en el T<strong>al</strong>mud,<br />

decía: “Ningún hombre enfermo es sanado<br />

sino hasta que sus pecados han sido perdonados”.<br />

Con esto él dejó claro que la sanidad<br />

es un hecho integr<strong>al</strong>. Él tiene mucho interés<br />

en sanar el cuerpo pero más lo tiene en sanar<br />

el <strong>al</strong>ma. Es bien cierto que no todas las enfermedades<br />

vienen del pecado, pero ninguna<br />

sanidad divina puede estar desprovista de<br />

solicitar primeramente el perdón de los pecados.<br />

Santiago, el medio hermano de Jesús afirmó<br />

esto, cuando dijo: “¿Está <strong>al</strong>guno enfermo<br />

entre vosotros? Llame a los ancianos de la<br />

iglesia, y oren por él, ungiéndoles <strong>con</strong> aceite<br />

en el nombre del Señor.<br />

Y la oración de fe s<strong>al</strong>vará <strong>al</strong> enfermo, y el<br />

Señor lo levantará; y si hubiera <strong>com</strong>etido<br />

pecados, le serán perdonados” (Stg. 5:14,<br />

15) Mucha gente anda tras los sanadores del<br />

cuerpo pero son pocos los buscan los sanadores<br />

del <strong>al</strong>ma.<br />

La historia de los diez leprosos nos recuerda<br />

eso. Jesús preguntó: “¿No son diez los<br />

que fueron limpiados? Y los nueve, ¿dónde<br />

están?” (Lc. 17:17) El evangelio que apunta<br />

solamente a la “sanidad del cuerpo” está golpeando<br />

severamente el mensaje de la Gran<br />

Comisión. Se hace vana la cruz de Cristo <strong>con</strong><br />

aquella predicación que des<strong>con</strong>oce los meritos<br />

del c<strong>al</strong>vario <strong>com</strong>o princip<strong>al</strong> fuente para<br />

perdonar los pecados.<br />

No toda la gente es sanada de sus enfermedades;<br />

abundan muchos enfermos en el<br />

mundo. Pero todos si pueden recibir el perdón<br />

de los pecados. Es por eso que lo primero<br />

que Jesús hace es <strong>con</strong>frontar a cada hombre<br />

<strong>con</strong> sus pecados.<br />

El Señor sabe que la raíz de todos los<br />

m<strong>al</strong>es en el ser humano tiene mucho que ver<br />

<strong>con</strong> su natur<strong>al</strong>eza pecaminosa. De esta<br />

manera el milagro de la <strong>con</strong>versión en una<br />

persona tiene que ser el asunto que más se<br />

busque.<br />

Es aquí donde vemos a Jesús manteniendo<br />

una posición correcta: los hombres necesitan<br />

el perdón de sus pecados mientras estén recibiendo<br />

la sanidad de su cuerpo. En la doctrina<br />

de Jesús una cosa no está divorciada de la<br />

otra. Aquel hombre se levantó de su cama<br />

pero también se levantó de sus pecados.<br />

UN MILAGRO DEMANDA UN<br />

VEREDICTO CORRECTO<br />

Los fariseos y los doctores de la ley, quie-<br />

nes acudieron a aquel<br />

lugar más para criticar<br />

que para creer, fueron<br />

<strong>con</strong>frontados sobre dos<br />

verdades que ameritaban<br />

un veredicto. Ellos<br />

<strong>www</strong>.<strong>libreonline</strong>.<strong>com</strong><br />

sabían que el único ser que podía perdonar<br />

pecados era Dios v.21. Pero también sabían<br />

que el único que podía levantar a un par<strong>al</strong>ítico,<br />

hasta s<strong>al</strong>ir “glorificando a Dios”, tenía<br />

que ser también Dios. Jesús los encaró <strong>con</strong><br />

una pregunta que por seguro les <strong>con</strong>fundió<br />

tot<strong>al</strong>mente: “¿Qué es más fácil, decir: Tus<br />

pecados te son perdonados, o decir:<br />

Levántate y anda?” v. 23.<br />

Perdonar los pecados no podía ser exteriormente<br />

<strong>con</strong>firmado o refutado, de modo<br />

que esto podría ser lo más fácil. Pero por otro<br />

lado, también era más fácil decirle <strong>al</strong> par<strong>al</strong>ítico<br />

que se levantara, pues la gente llega a ser<br />

más receptiva a la s<strong>al</strong>ud del cuerpo que a la<br />

s<strong>al</strong>ud del <strong>al</strong>ma.<br />

Como quiera que sea, Jesús hizo las dos<br />

cosas y esto desafió a los críticos religiosos a<br />

pronunciarse sobre su persona. O él era un<br />

loco, lunático y farsante, o era el verdadero<br />

Hijo de Dios. Ellos fueron testigos de un acto<br />

portentoso, de un milagro donde no quedó<br />

ninguna duda.<br />

Hubo un hombre que <strong>com</strong>enzó a caminar<br />

quien antes era llevado en hombros. La presente<br />

historia nos <strong>con</strong>firma que Jesucristo<br />

también es Dios. Solo él tiene la autoridad<br />

mor<strong>al</strong> para perdonar los pecados.<br />

Pero solo él tiene la autoridad para levantar<br />

<strong>al</strong> que nunca ha caminado. El dilema de<br />

los hombres sigue siendo el mismo. Muchos<br />

son testigos del poder transformador del<br />

Señor en la vida de tantas personas pero no<br />

re<strong>con</strong>ocen que Jesucristo es Dios.<br />

Al igu<strong>al</strong> que los fariseos de antaño prefieren<br />

preguntarse: “¿Quién es éste que habla<br />

blasfemias?” v.21b. Pero sus milagros y sus<br />

obras no nos dan <strong>al</strong>ternativas; o lo re<strong>con</strong>ocemos<br />

<strong>com</strong>o el Señor y S<strong>al</strong>vador cayendo de<br />

rodillas ante su nombre, o nos unimos a los<br />

fariseos en su asombrosa incredulidad.<br />

La actuación del Señor demanda un veredicto.<br />

No hay posibilidad para decir que él<br />

fue un hombre <strong>com</strong>o todo los demás. En todo<br />

caso, él es el mismo Dios y también es e Hijo<br />

del Hombre v. <strong>24</strong>. Usted también tiene que<br />

dar su veredicto sobre los milagros de Jesús.<br />

Este extraordinario milagro no se dio<br />

repentinamente. Más bien el Señor permitió<br />

que el mismo siguiera un proceso <strong>con</strong> ciertas<br />

<strong>con</strong>diciones.<br />

En él, Jesús elogia la fe audaz de los amigos<br />

del par<strong>al</strong>ítico y el gran sentido de cooperación<br />

que manifestaron. Ellos tienen un<br />

gran crédito en este milagro. Se nos presenta<br />

el poder de Jesús para sanar, pero lo hace<br />

bajo una presentación correcta. Él sabe que<br />

antes de traer sanidad <strong>al</strong> cuerpo hay que traer<br />

sanidad <strong>al</strong> <strong>al</strong>ma. El perdón de los pecados<br />

debe siempre preceder cu<strong>al</strong>quier declaración<br />

de sanidad.<br />

Y fin<strong>al</strong>mente, la actuación de Jesús por su<br />

poder extraordinario y por su natur<strong>al</strong>eza<br />

divina, capaz de perdonar pecados, invita a<br />

cada hombre a presentar su veredicto. La<br />

invitación, pues, es para que traigamos ante<br />

él todo aquello que necesita ser tocado. ¡Él<br />

todavía hace milagros!<br />

7 <strong>días</strong>/<strong>24</strong> <strong>horas</strong>... <strong>www</strong>.<strong>libreonline</strong>.<strong>com</strong>...<strong>con</strong> <strong>noticias</strong>, <strong>TV</strong> y <strong>fotos</strong> <strong>al</strong> momento<br />

Rev. Juan<br />

Barek

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