Diferentes-desiguales-y-desconectados_Garcia-Canclini
Diferentes-desiguales-y-desconectados_Garcia-Canclini
Diferentes-desiguales-y-desconectados_Garcia-Canclini
Create successful ePaper yourself
Turn your PDF publications into a flip-book with our unique Google optimized e-Paper software.
importancia de pensar juntas diferencia y desigualdad se acentúa en un<br />
tiempo en que cada vez es más difícil defender las diferencias sin cuestionar<br />
las inequidades. Cuando se termina la época de los particularismos<br />
incomunicados, la antropología no puede aislarse en los nativismos,<br />
así como la sociología explica poco del mundo si se dedica solo<br />
a las grandes escalas, y la política no logra volver el mundo gobernable<br />
atendiendo únicamente a los megaproyectos. El primer caso es ejemplificable<br />
con los movimientos étnicos que no avanzan debido a la discriminación,<br />
pero también por su débil comprensión de las leyes más<br />
generales de la reproducción capitalista; el último está siendo comprobado<br />
una vez más en la apabullante invasión estadounidense a Irak,<br />
que fracasa política y culturalmente, entre otros desatinos, por la ceguera<br />
ante la heterogeneidad multicultural de ese país.<br />
Además de encontrar un nuevo papel entre las ciencias sociales, la<br />
antropología globalizada está inaugurando contribuciones a la política<br />
en el momento posterior a las simplificaciones de la mundialización<br />
económica y cultural homogeneizadora. Al proponer pensar lo social<br />
desde un lugar intermedio, o de entrelazamiento entre lo global y lo<br />
local, desde un «multiculturalismo cosmopolita», la antropología ayuda<br />
a crear nuevas condiciones de conversabilidad, de intercambios democráticos<br />
progresistas, dentro de una comunidad de comunicación<br />
heteroglósica (Lins Ribeiro, 2003: 30). Más allá del poscolonialismo,<br />
desarrollado por intelectuales de ex colonias británicas y fijado a una<br />
cosmopolítica pensada para el segregacionismo multiculturalista anglosajón,<br />
«el multiculturalismo latinoamericano debe ser denominado<br />
multiculturalismo híbrido»: crítico de los usos políticos ligados a los<br />
discursos del mestizaje y de democracias raciales en la región, reconoce,<br />
«al mismo tiempo, su especificidad, esto es, las particularidades de<br />
las relaciones interétnicas y raciales en un continente que no siente vergüenza<br />
de ser híbrido» (ibíd.: 31).<br />
En relación con el problema del estatuto epistemológico que tendría<br />
la antropología en esta situación, vemos que no se resuelve apostando<br />
miméticamente a la diferencia, al pensamiento nativo, ni<br />
desconstruyendo la escritura antropológica para escapar a la ilusión<br />
realista de la «taquigrafía de la experiencia indígena», ni sumergiéndose<br />
en un trabajo de campo que desvincula la «verdad» empirista de lo<br />
local de los flujos inciertos de las redes globales.<br />
De todas estas líneas del pensamiento antropológico podemos recuperar<br />
su impulso crítico, remodulado según las etapas del desarrollo<br />
colonial, imperialista, independentista o etnicista. Quizá la madurez de<br />
la disciplina, bajo las oportunidades conectivas que brinda un tiempo<br />
de globalización, está permitiendo elaborar un conjunto de estrategias<br />
117