Diferentes-desiguales-y-desconectados_Garcia-Canclini
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ño bar montado sin esmero, intuitivamente, a ojo, y que funciona. Que<br />
funciona bien. Que está siempre a tope. Tienta el impulso de extenderlo.<br />
Se puede comprar la casa de al lado, pero eso no llevaría lejos. Para<br />
extenderlo haría falta reproducirlo en otro lugar, en otro barrio, en<br />
otra ciudad. Haría falta transportarlo. Pero no se sabe lo que debería<br />
transportarse de este, porque se desconoce la clave de su éxito. ¿Las<br />
mesas descabaladas? ¿Los platos caseros?... ¿La simpatía de sus clientes?<br />
¿Los precios ajustados (aunque otros consumidores estuvieran<br />
dispuestos a pagar más en otro lugar)? Para saberlo hay que analizar el<br />
bar, descubrir qué es lo que le da ese carácter de verdadera autenticidad<br />
que constituye su valor, elegir algunas de sus cualidades, las más<br />
importantes y las más transportables (el público, por ejemplo, es imposible)<br />
e ignorar otras consideradas secundarias. Este proceso es un<br />
proceso de codificación» (Boltanski y Chiapello, 2002: 561-562).<br />
Un trabajo crítico sobre las contradicciones del modelo inclusión/exclusión<br />
vuelve visibles las limitaciones de reducir las<br />
relaciones sociales a problemas de conectividad. Las diferencias y<br />
desigualdades -las generadas por el sistema de conexiones y las<br />
preexistentes- resurgen cuando tratamos de entender las condiciones<br />
en que tenemos acceso o somos excluidos de las redes. Más aún:<br />
Boltanski y Chiapello escapan de la ilusión de que la liberación consistirá<br />
en extender ilimitadamente la movilidad, los contactos. Al<br />
contrario de quienes imaginan emanciparse a través del acceso cada<br />
vez más intensivo y veloz a las redes, llaman la atención sobre el hecho<br />
de que el incremento de las conexiones puede ser «fuente de<br />
nuevas formas de explotación y de nuevas tensiones existenciales»<br />
(ibíd.: 593).<br />
No mencionan en este libro ejemplos que se me cruzaban al leerlo:<br />
los millones de propietarios de teléfonos móviles que -además de facilitar<br />
su trabajo y su comunicación con familiares- se vuelven, gracias a<br />
esa disposición conectiva, trabajadores sin límite de horario, alcanzables<br />
en cualquier lugar y momento del día o de la noche. O los que pasamos<br />
más horas de las que quisiéramos frente a la computadora para<br />
atender mensajes que esperan ser respondidos a una velocidad que no<br />
existía ni en la época del fax. «Un paso hacia la liberación quizá dependa<br />
hoy de la posibilidad de frenar el ritmo de las conexiones, sin tener<br />
que inquietarse por dejar de existir para los demás, caer en el olvido y,<br />
en definitiva, en la "exclusión"; de prolongar el compromiso con un<br />
proyecto o diferir el momento de hacer público un trabajo y de compartirlo<br />
-por ejemplo, en una exposición o en un coloquio- sin temer<br />
por ello que el reconocimiento del que uno se considera merecedor<br />
pueda verse apropiado por otro; de entretenerse en un proyecto en<br />
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